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En la búsqueda por encontrar las respuestas sobre el funcionamiento de los aparatos electrónicos, las niñas y los niños abren los controles remotos, los juguetes
con pilas y tantos otros instrumentos para responderse qué hay dentro que los hace funcionar.
 
Este tipo de actividades, mal confundidas con travesuras, es el primer indicio de tener un científico en casa, asegura el investigador Josué Enríquez Zárate.
El candidato al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) apunta que para incentivar el desarrollo de habilidades y conocimientos científicos, creó en la región del istmo de Tehuantepec la Academia de Arte, Ciencia y Tecnología para Niños (AACYTN).
 
Pese a los daños sufridos en la región por la actividad sísmica que inició el 7 de septiembre de 2017, con un temblor de 8.2 de magnitud, los escolares de la zona han mostrado interés en asistir a cursos de domótica, programación, electrónica básica, Arduino y robótica.
El objetivo, precisa el doctor en ingeniería en diseño mecánico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consiste en estimular desde temprana edad a los estudiantes para que cuando lleguen a preparatoria tengan en claro la carrera que van a elegir.
“La propuesta es formar un recurso humano dirigido, no uno que cubrió las materias sin saber para qué”, indica. 
En entrevista, resalta que la academia ha promovido sus servicios por un año y principalmente en zonas al interior del estado como la Sierra Juárez e istmo de Tehuantepec, donde actualmente llevan a cabo un curso en la Escuela Secundaria Técnica No. 27 de Ciudad Ixtepec de electrónica básica.
Refiere que una de las características de la propuesta consiste en descentralizar el conocimiento y el desarrollo científico y tecnológico, principalmente en el grupo de edad que está iniciando su educación (primaria y secundaria).
Y es que si bien es cierto que en la región del Istmo hay universidades y tecnológicos, es hasta ese momento en que los jóvenes llegan a tener un primer acercamiento con las ingenierías, de ahí que considera fundamental encauzar a los jóvenes a temprana edad hacia la ciencia.
 
El investigador, quien cuenta con un posdoctorado en control estructural aplicado en aerogeneradores por el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Zacatenco, recalca que además de trabajar con niños de regiones al interior del estado, promueve la participación de las niñas en este tipo de actividades.
Reconoce que de los asistentes a los cursos, 80 por ciento son hombres, de ahí que impulsan en los padres y madres de familia, la participación también de las mujeres.
“El trabajo que realizamos como instructores consiste en mostrar y otorgar herramientas para que los participantes de los cursos diseñen y construyan la totalidad de los sistemas, desde la electrónica hasta el diseño, programación y control de sistemas como los robots”.
Los asistentes a los talleres, explica, adquieren el conocimiento sobre lo que es una resistencia, un led, cómo se alimenta, cómo funciona o cómo falla, de tal forma que aprenden la teoría pero también la práctica, porque lo construyen.
En la academia, concluye, también participan el maestrando en energía eólica de la Universidad del Istmo, Lenin Molina Muñoz, y el profesor de la Universidad de la Sierra Juárez (UNSIJ), maestro en ciencias Juan Gabriel Ruiz Ruiz.