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Los mitos forman parte de la tradición oral, un acervo social que guarda en la memoria los hechos y creencias más relevantes de una comunidad, además de
ser el medio a través del que se comparten los conocimientos y normas establecidas.
 
Durante los últimos 25 años, el maestro en antropología Carlos Evia Cervantes se ha dedicado al estudio de los mitos en Yucatán, región que describe como una tierra rica en mitología. En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, señaló que es importante distinguir entre dos clases de actividad con respecto al estudio de los mitos: el recopilador vernáculo y el investigador en ciencias sociales.
 
Mientras que los primeros se encargan de recopilar los mitos y publicarlos (ya sea editados o no), los segundos tienen la labor particular de construir un análisis en torno a estos. “La mitología, tal como dice su nombre, significa el estudio de los mitos. Este es el punto donde se distingue al recopilador vernáculo del investigador en ciencias sociales, que definitivamente tiene que mostrar un modelo de análisis aplicado a alguna teoría para poder entender lo que es el estudio de los mitos”, apuntó.
 
Tsukán, la serpiente mítica de Yucatán
La serpiente es un símbolo que ha recogido diversos significados en todo el mundo a lo largo de su existencia, que data desde hace varios miles de años. En los pueblos agrícolas de Yucatán, el símbolo se presenta a través de un mito relacionado con las lluvias, las cuevas y los cenotes, entre otros elementos.
 
Se trata de la Tsukán, conocida también como la serpiente con crines, sobre la que Carlos Evia escuchó por primera vez alrededor de 1982, mientras estudiaba la mitología de las aves en el pueblo de Oxkutzcab, a través del relato de un hombre llamado Alfonso Santamaría.
 
Después de terminar su investigación sobre las aves, el antropólogo tuvo la idea de presentar el mito de la Tsukán en un congreso local, donde se encontró con un interés extraordinario entre colegas, amigos y público general, motivándolo a desarrollar una investigación formal sobre este mito —poco conocido hasta entonces— en la comunidad de Calcehtok y otros municipios de Yucatán.
 
“Se habla de una serpiente que es dueña y cuida el agua de los cenotes, vive en ellos, vive en las grutas. Se dice que es tan grande que su cabeza es como la de un caballo, y además tiene ciertas capacidades”, describió.
 
En algunos relatos, se señala que es tan grande que cuando pasa a través de un camino solo se puede ver su cuerpo, como si fuera un tronco, pues no se alcanza a vislumbrar su cabeza ni su cola. “No ha faltado campesino que piense que es un tronco y se sienta, entonces se empieza a mover aquella serpiente gigantesca y cuando le da un machetazo para ver de qué se trata, sale agua de colores”.
 
Una historia que despertó la atención del investigador fue la de don Stanislao, quien, según se cuenta, fue a una cueva a esconderse y esperar a que entraran los animales que tomaban agua ahí. “Se estaba tratando de esconder cuando ve dos luces rojas. Resulta que se acerca, enciende su linterna y ve que es una tremenda serpiente Tsukán”.
 
Cuando la Tsukán sale de la cueva, sube a los árboles y, con el calor de su aliento, atrae a los pájaros cheel, de los que se alimenta. Cuando se vuelve vieja, le salen alas y se dirige hacia el mar. Algunas versiones cuentan que un señor la mató, pero de nada sirvió porque la serpiente aparece siempre de nuevo en otro lugar.
 
Del relato al análisis
El investigador continuó en la búsqueda de las diversas versiones existentes del mito de la serpiente, encontrando un total de 118 en la localidad de Calcehtok. A través de un modelo de análisis, observó los puntos comunes y divergentes, a los que consideró símbolos, apoyándose en los diccionarios de simbología más autorizados y bajo la dirección de su asesor de tesis, el doctor Francisco Fernández Repetto.
 
El mito presentaba algunas incógnitas para el investigador, como el hecho de que cuando la serpiente se volvía vieja, le salían alas y se dirigía al mar, incluso en una fecha específica, el 22 de septiembre.
 
Para comprender esta relación, el investigador vinculó el relato con los meses de 20 días en el calendario maya. “Había un mes específico que va entre mediados de septiembre y principios de octubre, y que su punto medio es el 22 de septiembre. La característica de este mes es que se van retirando las lluvias. Entonces entendí por qué a la serpiente le salen alas y se va. Es la lluvia que se está yendo, pero le tenían que salir alas porque la serpiente es un símbolo terrestre y, para que vuele, necesita tener alas. Eso le va a dar su atributo celeste y va a poder seguir hacia el poniente. Ahí logramos desentrañar un mito”.
 
Otra incógnita era si existían muchas Tsukanes o si se trataba de una sola, pues los relatos indicaban que la serpiente está en todos los cenotes al mismo tiempo. “Cuando le dicen a uno que dios está en el cielo, tierra y todo lugar, de la misma manera la Tsukán está en todo lugar. A eso se le llama omnipresencia. ¿Para qué sirve? Para que el campesino sepa que en todo momento sus actos están siendo observados por la deidad”.
 
De acuerdo con el análisis, se busca que haya un comportamiento socialmente aceptable por parte de cada persona de la comunidad a través de la omnipresencia de Tsukán.
 
Xtabay y Chayilkán, otras versiones de la serpiente
“Hay algo que debemos entender cuando se estudia un mito: hay que considerar que ese mito pertenece a un sistema mítico de la comunidad, por lo tanto hay que considerar que la serpiente Tsukán tiene cierta relación con la Xtabay, entonces todas esas cosas se van descubriendo y, a la vez, se van armando en el sistema mítico”, apuntó Carlos Evia.
 
En el relato de la Xtabay, se presenta comúnmente a un ser con apariencia de una mujer bella que seduce a los hombres que deambulan por las noches, pero cuando se acercan a ella, la mujer se convierte en un cactus en el que quedan atrapados.
 
De acuerdo con el investigador, un aspecto que no se menciona mucho es que algunas veces, la Xtabay atrae al hombre a través de unas voces femeninas. “Aquel hombre que está bebido se acerca y lo que ve es dos serpientes enroscadas. Es ahí donde aparece el símbolo de la serpiente”.
 
Otro mito es el de la serpiente llamada Chayilkán, que chupa la leche de los pechos a las madres en la etapa de lactancia, mientras mete la punta de su cola en la boca del niño para adormecerlo. En algún momento, llega el marido y es el que evita daños mayores. Hay versiones en que la misma mujer despierta y trata de matar a la serpiente.
 
“¿Cómo es que, si por un lado la Tsukán procura la buena conducta, aquí está funcionando de esa manera? Lo que está haciendo es que está llamando la atención para que la mujer, en este periodo en que su hijo es sumamente vulnerable, lo cuide, no se separe de él, le proporcione los máximos cuidados a fin de que el niño sea saludable”.
 
¿Cómo se analizan los mitos?
Desde la perspectiva antropológica, el primer paso para estudiar un mito consiste en tomar los datos de las personas de la comunidad, por ejemplo, su nombre, su edad y su lugar de nacimiento, para saber si es quien efectivamente transmite la tradición oral. Posteriormente se busca una gran cantidad de versiones (entre 20 y 30, preferentemente), tratando de encontrar los elementos que se repiten.
 
“Se hace un cuadro donde se pone a cada uno de los informantes con los elementos que mencionó y hay elementos que son fundamentales, por ejemplo, el que cuida el agua, ese elemento apareció en todas las versiones. Después de esto, va uno sacando todos los demás elementos, si la mataron, si no la mataron, y entonces se analiza simbólicamente, porque ese es el punto fundamental: el mito es un relato que está transmitiendo símbolos”.
 
Posteriormente se emprende la labor de ligar cada uno de los símbolos con las relaciones sociales existentes en la comunidad, tanto económicas como históricas y sociales. De acuerdo con el investigador, el mito de la Tsukán se relaciona con la lluvia porque es concebida por pueblos agrícolas. Incluso la palabra tsuk significa cabello y refiere al cabello del elote, mientras que kan significa serpiente, por lo que también se conoce como la "serpiente con crines".
 
Analizando qué tipo de animales se comía la Tsukán, el investigador encontró que son los mismos que afectan la milpa, por ejemplo, pájaro cheel. “¿Qué tiene que ver con la milpa el pájaro cheel? Es el primer pajarito que viene a picar cuando la mazorca esta tierna, entonces hace mucho daño y por eso es incorporado al mito”.
 
Importancia social de los mitos
Para el investigador, resulta de una utilidad extraordinaria desentrañar cada uno de los símbolos de los mitos, pues estos presentan una forma de enseñar distinta de la que se practica en las escuelas.
 
En las sociedades campesinas, es a través de los mitos que los valores se enseñan comúnmente a los niños, quienes primero solamente los escuchan, pero con el paso del tiempo se convierten en quienes los transmiten, dando su mejor interpretación.
 
“¿Qué sucede cuando un niño escucha el mito de la voz de su abuelo o de su padre? Viene de una autoridad, de un ser querido, entonces la norma se asimila completamente, no hay filtros para eso. Los mitos se aprenden muy temprano, se incorporan a la conducta, se reproducen y, de alguna manera, influyen en la conducta”.