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El director del Museo de la Ciudad de México, José María Espinasa, explicó que el mundo editorial pasa
por un momento crítico que no se ha acabado de definir ante los problemas que impactan directamente el consumo y la lectura.
Al participar en el Congreso Estudiantil de edición, crítica, investigación e intervención literaria, el también poeta acusó que en México hay pocas librerías, algunas de mala calidad y otras no venden, a lo que se suma “la guerra de los medios masivos de comunicación y una política pública deficiente”.
En el evento realizado en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), opinó que ese escenario es resultado de un vacío de años, pese a los esfuerzos por llegar a más lectores, crear cadenas de distribución exitosas y superar la burocracia interna.
María Espinasa destacó que hay editores independientes que han demostrado la capacidad de hacer libros, lo que podría cambiar la situación actual, y planteó que se debe hallar una “receta imaginativa para continuar en esta contienda, a fin de que las publicaciones no terminen almacenadas en bodegas o convertidas en papel de reciclaje.
A su vez, la doctora Freja Ininna Cervantes, coordinadora de la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Unidad Iztapalapa, planteó que la edición implica “un proceso muy complejo que siempre afronta demasiados obstáculos y, en el caso mexicano, la distribución es la piedra que nos ha detenido históricamente”.
La profesora adscrita al Área de Investigación de Literatura Hispanoamericana dijo que otros temas importantes son las políticas públicas y la dependencia al Estado, por lo que pidió ser críticos al momento actual de las editoriales, los cambios que se presentan y la urgencia de transformarse para caminar hacia una cultura del libro que lo valore en todas sus dimensiones.
Cervantes Becerril pidió impulsar las bibliotecas, para que funcionen en la realidad, así como una estrategia de producción masiva que involucre a libreros independientes y las grandes cadenas en proyectos de coalición ambiciosos, con enfoques comercial, público y social.
El acceso a los libros es un derecho humano que exige hacer frente a las transformaciones y promover un diálogo entre editores, autoridades y promotores de la lectura en el país, coincidieron los especialistas.