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El diestro mexicano Juan Pablo Sánchez y el rejoneador español Andy Cartagena, se repartieron hoy el triunfo en la quinta corrida de la Temporada Grande 2017-18 en la Monumental Plaza México, al cortar una oreja por

bando. El aguascalentense Sánchez y el ibérico Cartagena alternaron en este quinto festejo del serial mayor internacional en el coso de Insurgentes, con el diestro potosino Fermín Rivera, quien se fue con las manos vacías de trofeos. Se lidiaron dos toros para rejones de la ganadería de José María Arturo Huerta, que sustituyó a la de Rancho Seco, y cuatro más del hierro de Torreón de Cañas para los de a pie, todos con una buena presencia y con un juego bastante aceptable.

Abrió la tarde el jinete español con una monta variada y valiente, pero a la vez discreta, la cual no alcanzó a llegar a los aficionados, para irse al final en silencio y con un aviso, tras ponerse pesado a la hora de matar. El español mejoró de forma notable en su segunda monta, que fue emotiva, arriesgada y valiente, en la cual puso a prueba a sus corceles, que le respondieron al máximo, en especial "Humano", que camina en dos patas por todo el redondel. Luego de lucir en la puesta de banderillas largas y cortas sobre "Cuco" e "Iluso", Andy Cartagena mostró su alta doma con "Humano" y "Bruja", que remató de gran forma la faena.

Coronó esta actuación con buena estocada para cortar una merecida oreja. Fermín Rivera poco pudo hacer en su primer turno, luego que el burel resultó tímido en su embiste y de poca energía, lo que ocasionó problemas al matador potosino. Despachó pronto y se fue con silencio y un aviso. Con su segundo toro, Fermín volvió a sufrir ante otro toro corto de juego y emotividad, y pese a sus intentos, no pudo cuajar la faena.

A la hora de oficiar con la espada, se puso demasiado pesado, por lo que escuchó los tres avisos de rigor. Juan Pablo Sánchez logró una primera labor bastante emotiva, valiente y muy ajustada, ante un toro complicado, pero bravo, y al que acabó por meter a su muleta, luego de un destacado arrimón que se metió. Luego de aguantar y dominar a su complejo y peligroso enemigo, Sánchez remató su entregada faena con un espadazo en todo lo alto, para cortar de forma merecida la oreja. Con su segundo toro, Sánchez ya no pudo igualar lo hecho anteriormente, debido al escaso juego de su rival, y a lo peligroso que resultó, pese al dominio que le impuso en la parte final con base en su experiencia y valor. Tardó en matar y se fue en silencio.