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Al dirigir su primera bendición pública con el Angelus del 2018, ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco imploró a las instituciones públicas y civiles asegurar un horizonte de paz para migrantes y refugiados.



Al mediodía de este lunes, asomado a la ventana de su estudio privado en el Palacio Apostólico, el Papa recordó que la Iglesia católica celebra este día la Jornada Mundial de la Paz y que el lema de este año es: “Migrantes y refugiados: hombres y mujeres en busca de paz”.
Como lo hizo en innumerables ocasiones durante el 2017, quiso hacerse una vez más voz de estos “hermanos y hermanas nuestros” los cuales, aseguró, sólo invocan para su futuro un horizonte de paz.
“Por esta paz, que es un derecho de todos, muchos de ellos están dispuestos a arriesgar la vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso, están dispuestos a afrontar cansancio y sufrimientos”, indicó, hablando en italiano.
“Por favor, no apaguemos la esperanza en sus corazones, ¡no sofoquemos sus expectativas de paz! Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, exista el compromiso para asegurar a los refugiados, a los migrantes y a todos un provenir de paz”, añadió.
Pidió a los presentes rezar para que este nuevo año puedan obrar con generosidad para realizar un mundo más solidario y acogedor, mientras encomendó “a María, madre de Dios y madre nuestra”, el 2018 que apenas comenzó.
Recordó que los viejos monjes rusos, místicos, decían que en tiempos de turbulencias espirituales era necesario recogerse “bajo el manto de la santa madre de Dios” y pensando en tantas turbulencias actuales, sobre todo en los migrantes y los refugiados, instó a rezar como ellos enseñaban.
Y entonces pronunció, en voz alta, la siguiente oración: “Bajo tu protección buscamos refugio, santa madre de Dios: no desprecies las súplicas de quienes estamos en la prueba, más bien libéranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita”.
Más adelante agradeció al presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, por los saludos que le dirigió en su mensaje de fin de año, los respondió “de corazón” y deseó a todo el pueblo italiano un año de serenidad y de paz.
Sostuvo que la Virgen, festejada este día por la Iglesia católica, nos hace entender cómo debe ser recibido el evento de Navidad: no superficialmente sino en el corazón.
“¡A las puertas del 2018, dirijo a todos mi cordial deseo de todo bien por el año nuevo, a todos ustedes!”, sentenció.