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El gobierno de Somalia acusó hoy al enviado del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
para este país, Nicholas Haysom, de interferir con la soberanía nacional y le ordenó que abandone el territorio somalí.
La orden de salida, dada a conocer este miércoles por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Somalia, llegó dos días después de que Haysom expresó públicamente su preocupación por las acciones de las fuerzas de seguridad somalíes apoyadas por la ONU.
En un comunicado, la cancillería somalí afirmó que el representante de Antonio Guterres, titular de la ONU, en esta nación “no es necesario y no puede trabajar más en este país”, declarándolo efectivamente persona oficial non grata.
Precisó que la decisión del gobierno somalí se tomó después de que Haysom “violó abiertamente la conducta apropiada de la oficina de la ONU en Somalia” al enviar una carta, con fecha 30 de diciembre de 2018, al ministro de Seguridad Interior, expresando preocupaciones.
En la misiva, Haysom se refiere a la presunta participación de las fuerzas de seguridad somalíes apoyadas por la ONU en el arresto de Mukhtar Robow el pasado 13 de diciembre, en la muerte de 15 civiles en los tres días siguientes y en la detención de unas 300 personas en las manifestaciones de esos días.
Robow es un exmiembro del grupo islamista armado al-Shabab que intentó convertirse en líder regional en el país en una elección el mes pasado, pero fue bloqueado.
El Ministerio somalí de Seguridad Interna dijo que Robow fue arrestado bajo sospecha de que había traído combatientes y armas a la sureña ciudad de Baidoa, capital de la región suroeste donde se postulaba para presidente, pero su detención provocó enfrentamientos entre milicianos y fuerzas de seguridad.
Hasta el momento, no ha habido comentarios inmediatos de la misión del organismo mundial en el país.
Horas antes del anuncio de la cancillería, el complejo de la ONU en Mogadiscio, capital somalí, fue blanco de un ataque con morteros que causó lesiones a dos miembros del personal del organismo y a un contratista, el cual fue reivindicado por Al-Shabab.
Guterres condenó enérgicamente la agresión e instó a las autoridades somalíes a “investigar el ataque y llevar a los responsables ante la justicia”.