Gran Bretaña probó el lunes las repercusiones de un Brexit sin acuerdo sobre su sistema de autopistas y transbordadores movilizando camiones
desde un aeropuerto regional al puerto de Dover. Las pruebas, que comenzaron el lunes por la mañana, buscan evaluar la gravedad de las alteraciones en el caso de que el país abandone el bloque el próximo 29 de marzo sin firmar un acuerdo de divorcio con Bruselas. Se espera que una salida abrupta provoque la introducción de barreras arancelarias y aduaneras que podrían ralentizar los rápidos viajes de los transbordadores y trenes que unen Gran Bretaña con el continente. Además, se teme que puedan registrarse grandes atascos de entrada y salida a los puertos de Dover que podrían obstaculizar enormemente el comercio. El parlamento podría votar la próxima semana el acuerdo de divorcio propuesto por la primera ministra, Theresa May.