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“No se puede chiflar y comer pinole…”
Dicho popular
En esta semana fuimos testigos de la culminación de una serie de hechos inusitados, pues un Gobernador, sin dejar de serlo, participó y resultó electo como Senador, tomó protesta como tal, pidió licencia como Senador y regresó a hacer las funciones de Gobernador, y al final, sabemos todos que pretende volver como senador.
 
Por donde sea analizado trascenderá como uno de los precedentes más negativos en la historia institucional de nuestro país, y ni siquiera es un tema de juristas, pues para todos es evidente que resulta arbitrario que un Gobernador bajo esa investidura, participe dentro un proceso electoral para obtener otro cargo de elección popular, ya que se transgrede el más elemental principio de equidad en la contienda, constituye un auténtico conflicto de intereses, se violentan flagrantemente los principios democráticos contenidos en nuestra Constitución, además de atentarse contra el principio de división de poderes.
 
Esto se dio ante la venia de los diversos organismos encargados de salvaguardar los principios democráticos de nuestra Constitución. Primero, con la licencia que el Congreso Local de Chiapas le otorgó al Gobernador Manuel Velasco Coello, bajo una reforma constitucional a modo.
 
Posteriormente, con el aval que dio el Consejo General del Instituto Nacional Electoral al otorgarle al Gobernador el registro como candidato a una senaduría plurinominal en junio pasado. Lo cuestionable del caso no es el hecho de que Velazco Coello pretenda ejercer sus derechos políticos, pues ese es un derecho de todos, sino que precisamente lo realizó en todo el proceso electoral, bajo la investidura de Gobernador del Estado de Chiapas.
 
El Consejo General del INE no efectuó un análisis sistemático, funcional o histórico del precepto constitucional que prevé los requisitos de elegibilidad para diputados y senadores.
 
La Constitución General de la República prevé dentro de su articulado que no se existan elecciones a modo, que no se ejerzan recursos públicos o sea empleada la empatía ciudadana por alguna investidura pública, en favor de un candidato o de partido alguno. Es el caso que el INE desatinó en ello. 
 
Pero ello no quedó ahí, pues como corolario, si se tenía la esperanza de que cuando menos el Senado impidiera fundadamente una afanosa, pero desconocida intención de brincoteo en los cargos, ocurrió todo lo contrario, pues primero le fue negada la licencia de separación del cargo al Senador, pero posteriormente, en el mismo día, se aprobó, bajo el cobijo de la fracción mayoritaria (Morena), violentando inclusive el propio Reglamento del Senado de la República que no permite que un mismo asunto se vote dos veces en una misma sesión.
 
Esto nos deja como precedentes una serie de hechos que se traducen en una grave violación al principio democrático de equidad de la contienda, donde una persona puede participar en una elección con un cargo público, además investir dos cargos de elección popular a la vez, Gobernador y Senador, y ejercerlos de tiempo en tiempo volitivamente.
 
La constitución en su artículo 125 señala que ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular ni uno de la Federación y otro de una entidad federativa que sean también de elección, pero el nombrado puede elegir entre ambos el que quiera desempeñar. Velazco eligió, tomó protesta como Senador y ejerció, no puede ejercer ya como Gobernador. Si ejerce como Gobernador, ya no puede ejercer como Senador. ¿Será solo un asunto de ego? Así las cosas en este país en la alborada de la cuarta transformación…