ENTRAR EN LOS TIROS DE LA MINA ES ESO

COLUMNA    ¡QUE CONSTE,… LOS OLVIDADOS!

ENTRAR EN LOS TIROS DE LA MINA ES ESO, ENTRAR A LOS SOCAVONES DEL DIABLO, casi llegar al infierno, a veces mucha agua y humedad, duelen los huesos, no se puede respirar, se sofoca el alma y se encoge el corazón, otras veces en el mismo tiro un calor

enorme, vetas por aquí y por allá, alguna solo son de metales de baja calidad y no sirve ni siquiera sacarlas ni palear o poner el marro, los que saben dicen que es como engañarnos, son los duendes del engaño en esos camino de muerte. Todo tenemos la culpa, desde que éramos indios, solo recogíamos el metal que nos servía y era como la mierda de los dioses, oro nos llevó a relumbrar a los tlatoanis y el oro nos llevó a que nos derrotaran y esclavizaran y engañaran y robaran y aquí andamos en las mismas, dale que dale y siempre corriendo cuando prenden las mechas y sabemos que todo estallará y nosotros vamos acumulando tierra en los pulmones y comenzamos a toser y vomitar y nadie nos atiende. Las minas siempre están lejos de todo, de la gente, de los que mandan y solo explotan, tenemos que lidiar con las entrañas de la tierra y con los capataces y con los pinches del sindicato que nos joden dinero sin hacer nada, que nos dejan sin trabajo cuando reclamamos porque el pinche ratón, el del sindicato, es el que manda y como manda nos chinga igual que los patrones…

         Pues sí, la neta es que estábamos todos en el mitin, dicen que vino el mero mero acompañado del gobernador y de los banqueros, olía hasta acá el perfume que usan y huele bonito, como cuando se baña mi vieja y huele a jabón de olor y su piel suavecita y ahí, sobándole la panza, porque nacerá otro mocoso y ya completamos la parejita y sí, la neta es que necesitamos del hospital y del servicio pero no hay ni hospital ni servicio si no hay jale y por eso tenemos que ser cumplidos con el ratón, el del sindicato, pero todos sabemos que es muy arrastrado y por eso todos comenzamos cuando se fue la luz en el evento: Muera el pinche ratón, rata grande de dos patas ,y nos reímos y avanzamos la luz de los cascos y se veía como los socavones, negro como el alma del pinche del ratón, del líder, y este, jodido, bufando y mentando madres con el brazo hasta que regreso la luz y ya no estaban ni el gobernador ni el dueño, ni los viejos que vinieron y por los que nos llevaron al acto y el pinche del ratón encabronado y yo que paso y que me apendejo y le digo: “Adiós mi roedor” y que se encabrona y me manda a sus guaruras y me quitan la credencial y me quitan el trabajo y no tengo nada, ni para comer ni para llevar a mi vieja al hospital cuando ya está por dar a luz y nada, nada de nada, y voy con el ratón y le digo: perdóneme mi jefe, la neta yo no me reí ni le gritaba, no sabía que se llamaba Epifanio y solo lo conocía por su apodo por el que le dicen todo: El Ratón, y no sabía que le encabronaba. A mí me dicen el pinche flaco, el tísico, y me rio, porque sé que lo hacen con afecto y no con rabia. Mi jefe, mi vieja va a dar a luz y no tengo dinero ni nada, mi hijito está con calentura, dicen que son los fríos y la verdad que si no tengo jale no tengo hospital y mi vieja no puede dar a luz así como así, dice el médico que hay que meterle cuchillo para sacar al muchito porque no sale por ahí, donde usted ya sabe salen los muchitos. No sea malo, deme jale, le juro que me voy a portar bien, que no diré nada, ni me voy a burlar ni saldré enojado, por su madre, deme chance para pagarle el jale de poco a poco porque así estamos de jodidos… y el pinche ratón me veía con sus ojitos de rata y se reía como burlándose de la desgracia ajena, y me dio el chance y me mandó al socavón del diablo, donde se pudren las vigas y se caen los socavones de vez en cuando y aquí estamos, todos temblorosos, porque hace frío y hace el miedo y me meo y me cago porque en el túnel no hay donde, así que donde caiga y por eso temblamos cuando van a meter la mecha y estalla y salimos corriendo y se van cayendo las vigas y aquí estamos, atrapados, no se escucha nada, solamente el quejido de los heridos y el miedo de los vivos y vemos con dolor a los muertos… hay pinche ratón, me mandaste a que me miara y cagara y me muriera poco a poco como se van muriendo los mineros cuando ya no pueden respirar de tanto polvo en los pulmones y de tanto frío en los huesos y tanto dolor en el corazón… y aquí estamos ,y mi vieja pues puede que ya o puede que quién sabe, con el susto se puede adelantar y no sé nada…

         Y me voy arrastrando por entre los charcos y el polvo y las vigas podridas y la desesperanza y esperamos, en la mina lo mejor es saber esperar con hambre y dolor, con dolor de huesos, con sabor de cobre y plata y oro en las carnes porque la riqueza de unos se hace con la pobreza de otros, y así estamos en la mina y no sabemos si es de día o es de noche, vamos pegando en una roca para que nos escuchen y no sabemos nada. Me imagino al pinche ratón, papeleando los datos para cobrar la indemnización y robarla a las viudas y a los huérfanos solamente porque nos dio el chance del jale, y eso que le pagamos una cantidad y le debemos otra para poder trabajar. En este pueblo, si hay ladrones, cómo de que no, los hay, y el mayor es el pinche del ratón que es bien rata, con sus ojitos de bicho malo y su olor de hocico que mata y su brutal necedad y le importa una chingada si mi nene se queda huérfano y mi vieja se muere, para él, mejor, así se chinga la indemnización, siempre se chinga la lana de todos y es por eso que él si trae cadenotas de oro y dinero y carros y guaruras y come con las putas del pueblo y se codea con los políticos y ve al gobernador para doblarle la espalda y va con el dueño para darle las nalgas…. así es el ratón, y nosotros, muriendo aquí en el socavón, de miedo y de hambre y de sed y de angustia y no saldremos, eso es claro, vamos muriendo uno a uno,,,, hay, pinche ratón, que te lleve el diablo… y que mueras del corazón y de cáncer en el fundillo, pinche cabrón…y poco a poco ya no respiramos…. vomitamos sangre y dolor.