¿Si te recuerdas que en 1982 como que el mal nos arrolló, nos ponían en peligro por todos lados, el país como que se desmoronaba, como que nos castigaban por los asesinatos y por la ambición de unos cuántos para joder a los muchos, y también, en la tierra Zoque, las cosas se pusieron feas y explotó el CHICHONAL, el volcán de fuego? Y salimos corriendo, unos muriendo por las quemadas y por el polvo y la tragedia y otros

muriendo de tristeza al ver que sus ancestros se quedaban bajo las cenizas y sus casas se quemaban y no teníamos nada, nada, más que penas y soledades, llantos y tragedias, no sotol, ni aguardiente, ni frijol, ni maíz, ni animalitos, ni bosques ni nada. Y tuvimos que caminar e irnos juntando en la desgracia, así es el pueblo Zoque, bravo en la tragedia y alegre y solidario en la abundancia y perdimos todo, y después de años, de andar de aquí para allá, la madre naturaleza vuelve a renacer sin la mano del hombre, solamente con la mano de dios y volvemos, y nos quieren arrebatar lo nuestro y tuvimos que pelear diciendo que somos los zoques los que somos de aquí, ¿a ver quién habla el zoque? ¿Quién canta y escribe poemas en zoque?, ¿quién si no los zoques conocemos  las pisadas de los venados, del jaguar, de los cuches, de los gatos, de las culebras, del conejo, del tejón, de la perdiz, de la alondra, del perico, de la guacamaya, de los tepezcuintles, de los jomos, de los peces, de las acamayas, del camarón, de las plantas que se comen o de las que curan? solamente nosotros los zoques que hemos sido los guardianes de la tierra y del volcán, y ahora que apagó su furia y sus males, tenemos derecho a retornar a lo nuestro, porque de otra manera morimos de tristeza y de rabia… y no es bueno morir cuando no te toca. Hay que morir en paz, con el tiempo, no en la violencia.

         Y todo nos brinda el monte, la vida y la muerte, la alegría y el llanto, la soledad y la compañía, porque donde vamos los zoques sabemos que tenemos que ser compartidos, nadie toma para uno, se toma para todos, y se dan las gracias al cortar las plantas que comemos o las que nos curan o las que alimentan a los animalitos que nos brindan leche o huevos o carne para las fiestas o para los adornos o para los festejos de la vida y de la muerte. Nosotros festejamos los nacimientos o a los muertos, unos porque llegan a conocer el mundo de los nahuales y de los tonales y de los brujos y los vientos y los fuegos y del agua y de la tierra, y otros, porque ya conocieron y se integran a la tierra y hay que festejar a unos y a los otros, es el ciclo de la vida, llorando llegan, llorando van al inframundo donde las buenas almas los guían por los caminos más oscuros de la tierra. Por eso amamos al Sol y a la luna por su luz y nos alumbran, uno de día y la otra de noche, un macho y una hembra, la hembra noble, solitaria y amante de las cosas suaves y buenas, el otro, fuerte, calienta, alumbra y quema y es la parte de la vida como cuando los jugos de los hombres y mujeres hacen a los que van a nacer, se junta en un punto al amanecer y al anochecer, dos puntos siempre que quedan solitarios al pensamiento y las palabras, y por eso, los zoques, tenemos mucho respeto a la vida y la muerte porque son parte del todo y del ciclo que cierra el círculo, por eso nos gustan los ceros y las ruedas, unos, marcan el fin, y otras, enseñan el andar y el hacer caminos, y finalmente, en el lomo, traemos la cosecha o el animal o las lajas o los palos para tener de todo y fumar en las tardes viendo como el Sol se va ocultando y nos recostamos en la tierra para rogarle que ya no nos afecte porque con el Chichonal sufrimos mucho y apenas nos estamos componiendo y vemos con amor como vuelven las plantas y los animalitos, como si fueran milagros y milagros son en la realidad, cada cosa que nace o cada cosa que muere es un milagro de dios y por eso hay que cantar y rezar…

         Las tragedias son experiencias que debemos tomar y aprender de ellas, son lecciones de vida y así vamos cumpliendo los tratos con las animas y los guardines de la montaña y del volcán, los chichones son lo que le dan su nombre y la fuerza es lo que nos recuerda que nada somos en la tierra si no quiere dios que seamos algo en ella. Ahora, tenemos que sembrar café para darles aromas a los dioses al despertar, y en las noches, para agradecer el día. Comenzamos a recoger las plantas que curan y las guardamos con amor y las tratamos con dulzura, las plantas para comer también son delicadas y las atendemos como deben, al igual que las que comen los animalitos y no matamos por matar porque conocemos el ciclo de la vida y de la muerte, y esto nos lo mostró cuando el Chichonal explotó, y nos tomó desprevenidos y nos puso a pensar del por qué la tragedia y el dolor. Los hombres somos necios, solamente pensamos cuando nos duele algo o nos faltan cosas o perdemos la vida o la salud o tenemos hambre y estamos desprotegidos de la lluvia o del calor o de los vapores del volcán o de su fuego y su ceniza, la que quema y la que está apagada pero no deja respirar. Solo pensamos en las tragedias y por eso. ahora. pensamos todo el tiempo y damos gracias por estar y recuperar nuestros montes que solo surgieron con la mano de la madre naturaleza y porque así lo quiso el señor dios y la madre tierra, se volvieron a reconciliar y nos dieron sus frutos y les tenemos que agradecer. Si no somos agradecidos somos malas gentes y por eso perdemos en el trago o en el odio y nos volvemos malos y ambiciosos, y los zoques somos uno con todos porque venimos de la misma tierra y volvemos al mismo lugar de donde nos sacaron a la vida, es el ciclo de la vida y la muerte y por eso cantamos a las dos, unos, porque llegan, y otros, porque van…