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El 30 de Enero de 2012, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó: “El Estudio de la OCDE sobre las políticas y regulación de las telecomunicaciones en México”, en el documento, la organización concluyó que la falta de

competencia en nuestro país había devenido en precios extremadamente altos en las tarifas de este sector, costándole anualmente a la economía mexicana, 25 mil millones de dólares aproximadamente, lo que equivalía más o menos al 2% del Producto Interno Bruto.

La incorrecta regulación del sector en ese entonces se traducía en que un solo operador tenía  una cuota de mercado del 80% de la telefonía fija y del 70% de la móvil, cuando la media en los países miembros de la OCDE, era del cerca del 40%.  La conclusión fue: “México debe reformar cuanto antes la legislación y regulación del sector de las telecomunicaciones con el fin de incrementar la competencia y la inversión e impulsar el crecimiento de la economía”.

     Finalmente, dos años después, en julio de 2014, se aprobaron en México la Reforma en Telecomunicaciones, la misma tendría como efecto principal el combate a la preponderancia de empresas hegemónicas que hasta ese momento controlaban el mercado interno, llegaba con ella una apertura que hacía años solicitaban los consumidores mexicanos; el resultado fue que los nuevos competidores tanto en telefonía, como en televisión, trajeron consigo ahorro en tarifas para millones de mexicanos quienes a partir de ese momento tuvimos más opciones para elegir como y a qué precio comunicarnos.

Sin embargo, empresas predominantes del sector como Televisa, Telmex y América Móvil, comenzarían a ver mermadas sus ganancias,  tan solo para la última de las nombradas, en 2016 sus acciones se habían devaluado hasta un 39%, no era casualidad, como lo mencionaba la revista Forbes, en su edición de agosto del año pasado, que: “El mayor perdedor del año es Carlos Slim, cuyo patrimonio recibió en golpe  US$ 27, 100 millones en 2015, lo que motivó su caída del segundo al cuarto puesto de la lista, principalmente debido a que las acciones de su principal fuente de ingresos, América Móvil, perdieron más del 25% durante este periodo”.

 Es decir, el generar mejores condiciones en el mercado en vía de telefonía fija, celular e internet para todos los mexicanos, tuvo un costo para Telmex y American Móvil, que  además tiene sus intereses en Grupo Carso, Inbursa entre otros.

Por eso, dicen que en política, nada es casualidad, sino tiene una causalidad, por ello hay que ver con seriedad y prudencia lo que el Diario Norteamericano  el New York Times, (Del que Carlos Slim es el accionista) comenzaba a tomar cada vez más interés en el actuar gubernamental de México, publicando con una frecuencia, sobre fibras sensibles que infieren directamente en la opinión pública mexicana, la última de ellas, un caso de espionaje presuntamente perpetrado por el gobierno.

     Como cualquier otro medio informativo, el NYT cumple con su función al hacer públicas las cuestiones que el periódico considera de interés general, sin embargo será a juicio del lector, determinar qué tipo de conexión existe en todo este asunto, y concluir si este tipo de actuar es  legítimo o corresponde a un cobro de facturas políticas.