Renovación obligada en el revolucionario institucional

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Cada proceso electoral es distinto, las condiciones que dictan las reglas en uno, jamás serán las mismas que en el otro; nuevas políticas,  sucesos sociales internos, factores macroeconómicos internacionales y el mismo desgaste en el ejercicio del poder, dan como resultado el realizar distintos planteamientos a la hora de emprender la siguiente carrera, por ejemplo, en México durante este sexenio fueron reconocidas  por vez primera las candidaturas independientes, figura que en su

debut alcanzó una gubernatura en el estado de Nuevo León y varias diputaciones  en otras entidades federativas, y situación que cambio para siempre el escenario electoral y político en nuestra nación, pues evidenció claramente el sentir de una ciudadanía que ahora exige cambios en los tradicionales sistemas de partidos políticos, en pocas palabras, opciones diferentes a la hora de emitir el voto. 

     En concordancia a las nuevas exigencias, cada partido político debe y seguramente está preparando sus estrategias o mejor dicho, terminando de afinarlas, pues la antesala de los siguientes comicios es próxima; en el caso concreto,  el miércoles de la semana pasada en cinco estados de la república mexicana, el Partido Revolucionario Institucional celebró distintas mesas de trabajo, con motivo modificar sus estatutos,  el dictamen resultante incluyó como puntos más importantes: La prohibición para que legisladores de representación proporcional, puedan ocupar otro cargo por esa misma vía para un periodo inmediato, los gobiernos de coalición, eliminación del fuero, la exigencia de la declaración 3 de 3 para los aspirantes y la eliminación del plazo que en militancia debían tener los aspirantes para ocupar los cargos de presidente, gobernador y jefe de gobierno.

     Este último punto en particular es el que generó mayor suspicacia, pues de inmediato comenzaron a especularse nombres que bien podrían caber en ese supuesto, sería el sábado 12 de agosto, cuando finalmente durante la asamblea nacional de ese partido, dichos cambios estatutarios fueran aprobados, en ese entendido (y retomando nuestro punto de estudio), ya no será necesario contar con una militancia obligada de 10 años para poder aspirar por ejemplo al cargo de presidente de la república, pues dicha institución ha reconocido la posibilidad de aquellos ciudadanos simpatizantes que posean prestigio y fama pública para ser postulados por el partido.

     La decisión, efectivamente amplía y reduce posibilidades de aquellos que en algún momento deseen contender por la presidencia de la república, sin embargo, no podría tomarse como un traje hecho a la medida para alguien en especial, pues son varios los perfiles que podrían entrar en el supuesto de la reforma (en el caso de que así ocurriera), la cuestión a observar, es en cambio,  la apertura que ha tenido el partido, causada por un sentir y una petición ciudadana; este cambio se traduce en un reconocimiento para aquellos que cuenten con la probidad debida, y que por supuesto auguren la victoria.

En suma, estamos si, frente a una estrategia electoral, la diferencia es que esta vez se acerca más a la ciudadanía, a través de la empatía que genera el saber que por tus propios méritos puedes ser considerado para contender por este partido y eso, sí que podría llamarse verdadera renovación.