lo blanco y lo negro

El pasado jueves, 21 de diciembre, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, aprobó la Ley Orgánica de Alcaldías de la Ciudad de México (CDMX), para decirle adiós a las delegaciones y darle la bienvenida a los alcaldes.

Dicha ley se compone de 241 artículos y 14 transitorios, los cuales incluyen temas que fomentan los gobiernos abiertos, transparentes, así como de rendición de cuentas; acciones para el combate de la corrupción; asimismo, se establece que las alcaldías deberán observar criterios de calidad estética de los espacios públicos para que promuevan la convivencia y arraigo de la ciudadanía. Permitiendo que la Ciudad de México sea una entidad federativa con personalidad en materia jurídica y patrimonio propio, con sede en los Poderes de la Unión.

Las Alcaldías serán los nuevos gobiernos de vinculación con la sociedad, en lugar de las jefaturas delegacionales, las cuales tendrán un periodo de tres años, similar a las Presidencias Municipales de los demás Estados de la República y estarán compuestas con su cuerpo edilicio de 10 concejales, seis de los cuales representarán a una parte del territorio y la población de la delegación, denominadas circunscripciones, en las cuales se dividirá cada Alcaldía, las cuales mantienen la identidad de los pueblos y barrios originarios y comunidades.

También, la ley orgánica de Alcaldías, hará plausible el tener una organización jurídica, administrativa y financiera para a la CDMX, por ser precisamente este cuerpo normativo el que regula la articulación de acciones, procedimientos y reglas de una entidad pública.

Así mismo, dicha la ley, dota de autonomía a las Alcaldías con respecto a su administración y al ejercicio de su presupuesto y establece competencias en sus jurisdicciones en materia de movilidad, seguridad, obra pública, seguridad ciudadana, entre otras.

Este es un gran paso en el ámbito de democratización en la CDMX , lo que constituye un cambio estructural en la forma de gobernar las entidades de la ciudad, con la facultad de autonomía, tanto en sus problemas y servicios que presente en su entrada en vigor, el próximo año 2018. Siendo todos los miembros de la Ciudad, directa e indirectamente afectados, por ello, pueden y deben juzgar la eficacia con que los servicios sean prestados y los problemas comunes planteados y resueltos.

La ciudanía tendrá que prestar mucha atención, particularmente a los temas de corrupción y de opacidad, que “siempre” han existido, ya que los asuntos públicos tienen, por lo general, efectos positivos.

La CDMX tiene problemas, sí, pero es privilegiada por contar con uno de los tejidos sociales más vigorosos y sólidos del país, por lo que habrá que esperar la opinión de Mancera, Anaya y Barrales, entorno a la necesidad de contar con alcaldías abiertas por considerar que son una de las rutas, como lo señale anteriormente, para la recuperación de espacios colectivos en la capital.