loblanco

Recordemos que fue Estados Unidos quien lo solicitó; desde su campaña electoral, Donald Trump señaló al Tratado de Libre Comercio para América del Norte como objeto de posible cancelación, esto en respuesta a los resultados adversos que en materia económica para su país había arrojado el instrumento en sus décadas de vigencia. El anuncio por sí mismo, capto una parte singular del electorado estadounidense, hombres blancos

mayores y con baja escolaridad, sector de trabajadores que en otro tiempo constituyeron la mano de obra de nuestro vecino del norte y que aportaron 100 mil votos  y con ello los delegados de tres estados industriales Michigan, Wisconsin y Pennsylvania, que los demócratas no perdían desde 1992.

            Como primer acto, ya dentro de la oficina oval, Trump anunció la salida de Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico, la construcción del muro con México y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, desde entonces y a través de una serie concatenada de actos, ha tratado de enlazar las últimas dos cuestiones en una misma, planeando, como en una negociación comercial (recordemos que el presidente americano es propiamente un hombre de negocios y no un político),  hacer depender una de la otra, amagando a través de redes sociales en cada oportunidad, e incluso proponiéndose chantajear a su congreso con programas como el DACA, con miras a conseguir su propósito.

            En uno de los puntos más precipitados de esta situación, que propiamente ha devenido en el irremediable desgaste de una relación de hermandad entre dos naciones, atinadamente el Presidente Enrique Peña Nieto, ha respaldado al pueblo mexicano, y en un mensaje de concordia y de unidad con todos los sectores sociales y con todas las  expresiones políticas ha sido claro al mencionar que: “Nada, ni nadie está por encima de la dignidad de México”, esto en respuesta al memorándum firmado por su homologo, que enviaba efectivos militares a la frontera con nuestro país, en respuesta a una supuesta escalada de violencia y a una caravana migrante que provenía de Honduras, y que a su juicio, correspondía también México detener.

            "Si sus recientes declaraciones derivan de una frustración por asuntos de política interna, de sus leyes o de su Congreso, diríjase a ellos, no a los mexicanos. No vamos a permitir que la retórica negativa defina nuestras acciones", esta cita en especial, pareciera concebida por una conciencia colectiva formada por la gran mayoría de los mexicanos y que en el momento más necesario se ha dejado escuchar, y digo en el momento necesario, porque precisamente, es en medio de toda esta vorágine, donde talvez comience a relucir la definición de la renegociación del multicitado tratado comercial.

            Posiblemente el conflicto comercial que Estados Unidos se ha propiciado con China a través de su guerra de aranceles, ha provocado el que recientemente Donald Trump anunciara que se está pronto a alcanzar un acuerdo con el TLCAN, además de ello, para que el actual Congreso estadounidense, que es de mayoría Republicana, apruebe los cambios alcanzados por sus negociadores sería necesario que se incluyan para su discusión en el legislativo, antes de que mayo termine, estando así en tiempo de resolverle.

            Si bien no llegará a darse una conclusión completa de la renegociación del TLCAN, si es muy seguro que aquellos asuntos que importan realmente a estados unidos, como la denominación de reglas de origen en el sector automotriz, sean alcanzados; estamos frente a un momento de definición sobre este respecto, por demás trascendente, México debe mantenerse , como lo afirma su presidente, digno y resulto y resueltos a negociar, pero sin miedo.