Picotazo político
¿Usted sabe que es lo que come? Me dirá que si, ¿Se fija en lo que come? respuesta es: si, ¿Sabe si lo que come le es benéfico o no para su salud...ya no tanto, ¿verdad? 
Me he encontrado, entre pistas de avión y ejecuciones de reformas educativas, un tema muy interesante y que tiene que ver con nuestros hábitos de consumo y la publicidad que nos llega. Las compañías en México, se esfuerzan por que sus productos sean comprados, un refresco de cola jamás le dirá que trae más azúcar que cualquier ingenio de Zacatepec, pero eso lo sabemos, pues si algo existe en el mercado es información sobre los peligros del consumo excesivo. 
No veo a la Coca Cola colocando etiquetas a sus refrescos diciéndole a la gente que si lo toma se morirá de diabetes, no está en la lógica de esa compañía. Recientemente se ha dado todo un debate entre organismos defensores de los consumidores y el organismo con México (Consejo Mexicano de la Industria del Consumo en México), se busca que en las etiquetas se coloquen leyendas sobre los peligros de ciertos productos, por su carga de azúcares, carbohidratos, etc, estas advertencias, deducen los supuestos defensores de los consumidores, servirían para que quien compre un Gansito o unas papas sepan del peligro que representa llevárselos  a la boca, ¡Está bien! Vayámosle colocando etiquetas a las etiquetas y que estas porten la información que se les pegue la gana. Algún versículo del Apocalipsis estomacal que se les ocurra, pero no sin antes aprender a distinguir responsabilidades sobre lo que comemos; primero, no creo que castigar con “San Benitos" o sellos prejuiciosos a las compañías sirva para detener lo que desde el hogar mismo y de los sectores de salud tienen frente a esto, si un niño es gordo no es culpa de quien vende las donas, y éste no dejará de engullirse los dos litros de refrescante sabor toronja sólo por que la etiqueta lo dice: el mundo esta al revés si creemos que un tribunal la hará de papás o mamás, o que más impuestos a los refrescos detendrán a los sedientos diabéticos en todo caso se tiene que revisar el papel de la familia, de ahí partimos.
¿Cuántos litros de Pepsi lleva usted a su hogar? ¿Cuántas bolsas de paquetaxzos abre cada viernes? ¿Cuántas sopas Maruchan se receta a la semana? ¿Y las bolsotas de Chetos que le compra a sus hijos afuera de la escuela? 
Debemos ser responsables de lo que comemos, y si vivimos una crisis de obesidad no es culpa ni de las empresas ni de su publicidad ni de los gobiernos, nos enfrentamos a la falta de madurez y ceguera de aquellos que se histerizan por lo que desde el hogar mismo debería ocurrir: el replanteamiento de nuestro hábitos alimentarios, o sea, se trata de un asunto cultural, enquistado en nuestro día a día y que nos resistimos a abandonar pues nos resulta mucho muy fácil y atractivo llevarnos un Chocorrol y una Coca al trabajo o a la escuela que unos nopales con huevo o zanahoria rayada.
Desde hace cuanto dejamos de comer o comprar bajo la luz del sentido común? Un ultimo ejemplo para parar a los puristas. Todas las cajetillas de cigarros traen sendas fotografías y leyendas de miedo sobre el cáncer y otras linduras que les da a los fumadores. ¿Acaso se detuvo la muerte por metástasis en los pulmones o infarto? ¿Verdad que es cultural?