“El camino al infierno está lleno de buenas intenciones y el del cielo de buenas
obras”…hacer gobierno no solamente es tener buenas ideas, sino conocer el ADN de los procesos y sus equilibrios, excepto el que gobierna sea un dictador y posea los hilos totales de la administración, sin contrapesos y en donde su voz sea la única que resuene, podría ser así, pero ello ocurrió con Santa Ana, el porfiriato, o más atrás, con los Huey tlatoanis…
En estos tiempos, por más que la democracia cargue de espejismos con triunfos contundentes a quienes llegan no podemos negar que los contrapesos existen, sean económicos o legales.
En la fraseología , el mandatario amlo puede tatuar el “me canso ganso” y dejar sentir el peso de sus números en el congreso o en las trincheras de gobierno, pero las vigas de la realidad son mucho muy aplastantes y determinan que no se puede echar a andar ningún proyecto sin el concurso de la terca realidad, del día a día con todo y sus pesadillas…así pues, el que se comience a virar en proyectos como la refinería de “dos bocas” o que un juez ponga freno al aeropuerto de santa lucia y ordene continuar con el de Texcoco, por más que lo quieran inundar, solo muestra que la fiebre morena se va curando con vacunas de esas otras fuerzas, que por fortuna, permiten que la balanza no sea alterada y termine por despachar kilos de a 700 gramos.
Y no es que el gobierno de amlo deba recibir una sopa de su propio chocolate, no es así, se trata de que un planteamiento legitimo como el de ponerle bozal a la corrupción que como hongos estaba creciendo en torno a el aeropuerto de Texcoco no se convierta en un gazapo, en un amasijo de ocurrencias, amlo no se equivoca con lo de la voracidad de muchos de la pasada administración, pero calcular mejor sus tiros le dará un mayor margen de atingencia en los planteamientos…
Ahora bien, el presidente está pisando un suelo muy resbaloso, en donde cada decisión corre el riesgo de ser tirada, sea por medio de suspensiones legales o por que los jugadores financieros aprieten la marca, endurecer el discurso o atacar a los otros poderes no le acarreara más que guantazos y un desgaste hacia dentro y fuera de su gobierno y ello acarrearía el cese fulminante de su bono de votos y de poder…
Y sin duda, tendrá maniobra con el número de simpatizantes, pero otro tipo de tormentas que no están siendo atendidas como la inseguridad o la recesión económica le llenaría el bote de agua, y ahí si, todos perdemos…
El presidente, contrario a lo que se espera de él, podría comenzar a modificar las señales y lanzar mensajes que no solo sean dibujos de buena voluntad, sino de mejores obras, reconocer que con todo y el cochinero del naicm de Texcoco, debe ir, que lo de dos bocas es innecesario, que el tren maya está muerto antes de haber sido parido y que mucho de lo que él ha planteado requieren de los más profundos ajustes para que dejen de ser meros actos de buena voluntad y se conviertan en acciones reales de gobierno.