La gran marcha de Andrés Manuel para declarar formalmente iniciada la lucha por el humanismo mexicano,

ha sido impresionante, monumental, en muchos sentidos heroica. Ha sido una gran demostración de capacidad de convocatoria más allá de lo imaginable; una gran demostración de fuerza política; un apoyo popular tan difícil de negar que las fuerzas de la derecha están alarmadas. Es obvio que no podrán derrotar al candidato de AMLO, hombre o mujer, en las próximas elecciones.

Andrés Manuel dio respuesta a las principales observaciones que hemos hecho acerca de la indefinición política que caracteriza a los principales dirigentes de esta ola democrática que vive nuestra región continental.

Se atrevió a ponerle nombre a la orientación política que representa y encabeza, y con ello confirmó plenamente la ambigüedad que hemos venido señalando.

El nuevo rumbo se llama humanismo mexicano.  
Aplausos revolucionarios, pero...
¿qué quiere decir?
Podemos imaginarnos cualquier cosa, pero eso ¿define algo?

No. No define nada. Quiere dar la impresión de que algo queda claro, pero esa es la tónica de la ausencia de compromiso. Han existido muchas corrientes filosóficas y grupos que se declaran humanistas, de izquierda y de derecha.

Por supuesto que al declararse humanista mexicano nuestro líder, hace que todos seamos lo mismo; lo que diga el jefe. Todos somos humanistas mexicanos, aunque haya muy pocos mexicanos humanistas.

Es difícil imaginar a partir de esa expresión un modo de producción social diferente del actual, o pensar siquiera algunas medidas de carácter social que se avecinen, o que puedan proponerse como parte de un programa político.

La realidad es simple; éste es un gobierno muy popular, con gran respaldo y simpatía de una amplia mayoría, con buenas intenciones de beneficiar a los más pobres, con una visión muy estrecha de lo que significa el bienestar social, defensor de los recursos nacionales, sin proyecto económico nacional, aunque se estén realizando algunas obras de infraestructura importantes.

Es bondadoso y bien intencionado. Es honesto. Es plausible su propósito de dar abrazos y no balazos, pero las bestias tardan mucho en aprender con cariñitos.

Su continua propaganda de haber terminado con la corrupción es simple palabreria; cualquier mexicano tiene otra versión. 

Sus dos grandes orgullos, el nuevo pemex y la cfe, siguen en tremenda corrupción, aunque es un gran avance que ya no se lleven los recursos al extranjero, al menos no igual que antes 

La corrupción en las policías y en el ejército sigue siendo muy grave. No hay delincuente que no esté protegido por un policía, ni narco que no cuente con apoyos militares.

No hay para presumir en salud, ni en educación, ni en mejoría en la calidad de vida de la sociedad, aunque sea indudable el beneficio a millones de las familias más pobres. 

Diré lo que nadie podrá creer después de leer
esto y que he señalado siempre. Estoy totalmente con amlo y he hecho campaña en su favor todo el tiempo desde su primera candidatura y todos los días, discutiendo con tirios y troyanos; es sin duda el mejor presidente nacional que hemos tenido en cien años, pero no basta, porque no va más allá; no construye políticamente. No hay organización social que prolongue y mejore lo alcanzado. Después de él, el diluvio. Eso lo hará más grande.

En este contexto mundial, en el cual el mundo entero se da cuenta de los excesos del imperialismo norteamericano y de sus socios europeos, asi cómo de la creciente 
disminución de su dominio mundial, el avance democrático y popular de América Latina tiene que dar para más. No bastará con mejorar la democracia burguesa al gusto del imperialismo; no bastará con superar algunos de los más graves problemas derivados del colonialismo, de la dependencia, del sometimiento. Es necesario ir más allá, en la construcción de nuevas sociedades.

Más humanas, sí, pero sobre todo más justas. más igualitarias, más libres, más democráticas en todo, mejor educadas, con salarios dignos, con bienestar y esperanza.

Este es un gran momento histórico para avanzar y esta ola democrática de grandes líderes populares
tiene que avanzar en sus planteamientos y en su compromiso social.

Presentaremos propuestas.

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Arturo Salcido Beltrán
* diputado federal por el partido comunista mexicano, 1979-1982.
* presidente del colegio nacional de economistas, 1989-1992.
* director de programación y presupuesto del instituto politécnico nacional, 1987-1992.
*director general de educación en ciencias del mar de la secretaria de educación pública, 1992-1995.
* director general de publicaciones del instituto politécnico nacional, 2001-2010.
*autor del proyecto de iniciativa de ley para una nueva constitución política de los estados unidos mexicanos, 2000-.

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@AsalcidoB