Hubo alguna vez una campaña, en donde el candidato estremeció a todo un país, donde critico severamente al sistema del que provenía. Caminó

todo el país, se le veía alegre; generando entusiasmo en cada plaza que pisaba.

Su mayor contrincante eran los casi 70 años de poder y del desgaste lógico que conlleva las practicas caducas que tenía el instituto político que representaba. Era un hombre contemporáneo, educado para servir a la gente; se enorgullecía de provenir de la cultura del esfuerzo.

Su visión económica, ilusionaba, solo tendría sentido siempre que ésta  se enfocara en beneficio de las familias, por lo que su compromiso fue con todos los mexicanos de: “luchar contra la desigualdad y evitar crear nuevos privilegios de grupo o de región”.  Su proyecto de nación estaba encaminado a la unión de todos, sumando las fuerzas de todos los sectores.

Este candidato contemplaba echar andar los esfuerzos de los productores para poner en marcha una transformación del país que viniera desde adentro

Tuvo la esperanza de ver un país diferente, dinámico y con la fortaleza de poder ser un México con capacidad de cambiar y rendir frutos. Tenía la visión de un campo productivo, que tomará el papel decisivo del progreso de la Nación.

En el país del que nos convocaba a  visualizar, los trabajadores tendrían un papel preponderante; unido, trabajando brazo con brazo, cada vez mejor capacitados, luchando por obtener empleos mejor remunerados.

En efecto nos emplazaba a tener aspiraciones, a ser un México en donde los jóvenes se esforzaran en una preparación permanente, sumando ideas y responsabilizarse del destino del progreso de la Nación 

Fue un candidato que le hablaba a las mujeres, de las cuales reconoció se importancia y su indiscutible valor dentro de nuestro país. Él se sumó para obtener  las oportunidades que les pertenecen; en ellas se registra una gran capacidad para enriquecer nuestra vida económica, política y social.

Entendía que el futuro de un país vanguardista, tenía que empezar con mejorar las prácticas de quehacer administrativo de los servidores públicos, que tendrían que probar el profesionalismo y dedicación, con una capacitación permanente, con el objetivo de hacer de nuestro país un referente en el concierto internacional.

Tomó el camino más difícil para ser candidato, el quedarse en su Partido; poner sus ideales políticos por encima del oportunismo electoral, estaba convencido de sus ideales y era leal a sus convicciones por lo que fue llamado a ser protagonista del escenario público de México en la última década del siglo XX

México creyó en él. Su decisión de ser íntegro a sus convicciones, lo reconoció ante todo el pueblo, como un hombre honesto. Un hombre que incomodó a sus adversarios dentro y fuera de su propio partido.

Sensible a lo que ocurría en su entorno, se mostró valiente, quizás nos daba una cátedra de cómo ser una persona digna en la arena política, también con hechos, señaló que el camino del fortalecimiento de un país es la suma de todos, ya que solo así tendremos una sociedad madura y más comprometida con el crecimiento del país.

Siempre consideró como prioridad sus convicciones, poniendo por encima el bienestar de patria, que las aspiraciones genuinas de conseguir el poder. Este 23 de marzo conmemoraremos otro Aniversario más de su asesinato, del cual tendremos que hacer un profundo análisis del rumbo que llevamos de un México, totalmente diferente del que planteó.