Bitácora

 

Día 21 de la cuarentena; las cifras siguen en ascenso, 2 614 casos activos, un poco más de 200 casos

 desde el día de ayer, 194 personas han muerto, 20 más que ayer y sólo se han recuperado 633 del Covid-19, lo que quiere decir que en los últimos días no se ha recuperado nadie.

Y como dice el Sub-secretario de Salud las cifras son engañosas, si bien hay 2614 confirmados, controlados, existen 8.2 veces más, los contagiados que aún no presentan síntomas o no se han presentado a seguir un tratamiento, lo que nos habla de casi 17 mil infectados en el país.

Este día es realmente importante a nivel mundial, un día de gran Fe y Esperanza para los católicos, aunque para muchos de ellos, la Caridad quedó en el olvido para dar paso al egoísmo, dejando a un lado aquello de, ama a tu prójimo como ti mismo.

Aún así, este es un gran día en todo el mundo, conocido como “viernes santo”, un día que para los católicos y creyentes representa el fin de Jesús Cristo y el principio del catolicismo que a lo largo de dos milenios ha ido incrementando sus filas.
Y no importa la religión que se profese, no importa en que deidad celestial o terrenal se crea, lo importante es la fe con la que se cree, lo importante es la esperanza con la que se le rinde tributo al centro de nuestra creencia.

Tal vez sea coincidencia o casualidad que estemos viviendo esta pandemia, esta incertidumbre de vida y muerte, precisamente en estos días, en esta semana santa, que para muchos es el parteaguas de sus vidas, es la semana en la que se reencuentran, en la que reflexionan, en la que reafirman su fe y su esperanza y muchos de ellos hasta muestran su caridad y sus creencias.

Y es que creer es tener fe, hasta los ateos o los escépticos creen, tienen fe, creen en lo que piensan y en lo que dicen, tienen fe en si mismos y en sus conocimientos.

Los delincuentes y narcotraficantes también creen y tienen fe, mientras que algunos son católicos por costumbre o educación, otros lo son por convicción, creen y hacen ofrendas, peticiones, tienen fe en que las cosas van a ser como las desean.

Tengo un bello recuerdo de mi abuela, católica por convicción, cuando mis hermanos y hermanas éramos menores, si comenzaba a temblar, mi abuela nos pedía que nos arrodilláramos en el lugar en el que nos encontrábamos y que rezáramos, su fe era tan grande que estaba convencida de que de esa manera nunca nos habría de suceder nada.

Ya se que para los escépticos siempre estará la pregunta de: ¿Cuántos han muerto orando y con el rosario en las manos? Muchos, pero también a miles, su fe los ha ayudado seguir adelante, a vencer los obstáculos que se les ponen en el camino.

Es el momento de reflexionar, de conocernos a nosotros mismos, de valorar lo mucho o poco que poseemos, el esfuerzo que nos ha costado tenerlo y lo frágil que es la existencia, pues en un mal momento podemos infectarnos del malevolo virus y terminar con todo lo que, somos, tenemos y luchamos.

Es el momento de la humildad, de la solidaridad, no sólo familiar, sino general, en la medida en que nosotros respetemos las normas que se nos imponen para evitar la propagación del Covid19, en ese momento estamos siendo solidarios con el resto de las personas.

Hoy es un gran día y como tal debemos aceptarlo, no importa en que o en quién se crea, simplemente hay que creer y tener fe, tener la esperanza de que las cosas van a mejorar y que saldremos adelante, como hemos salido de tantas y tantas pruebas que se nos han impuesto, como personas o como sociedad.

Dicen los que saben que la fe mueve montañas y no podemos dudar de ello, historias sobre la fe de las personas que han logrado grandes cosas.

Como dijo el secretario de salud ayer en su conferencia nocturna: Es un error metedológico creer que sólo lo que se ve existe y al revés lo que no se ve no existe.
No porque no vemos el amor este deja de existir, y esa es la base de la fe, creer aún sin ver.