“O hacemos política o
la política se
hará contra nosotros.”
Jesús Reyes Heroles.

 Desde 1929 el PRI ha sido el epicentro de la vida política de la nación, los hombres que lo construyeron son egresados de las filas de los ejércitos revolucionarios, sobrevivientes a las traiciones, a los ataques políticos que terminaban en fusilamientos, cárcel o exilio.
Este Partido nace en el momento político más apasionante de nuestra historia, diez años antes había sido formado el Partido Comunista Mexicano y diez años después del PRI, nace el Partido Acción Nacional. Entre la izquierda comunista y la derecha cristera se encontraba el Partido Nacional Revolucionario.
De este instituto político en el poder nacieron instituciones de educación, salud, comunicaciones, seguridad nacional, organismos autónomos como de Derechos Humanos, Electorales, Transparencia y Acceso a la Información Pública.
También existen historias negras de sangre, cárcel y muerte como la masacre de Topilejo, la persecución de líderes campesinos, ferrocarrileros, profesores y estudiantes. Por supuesto que no pueden pasar desaparecidos el 2 de octubre, el 10 de junio y muchas fechas más.
Entre este inevitable claroscuro los políticos emanados de sus filas que ocuparon cargos de primer nivel fueron hombres y mujeres que se fueron adaptando a los cambios sociales, no sólo nacionales sino también de los que venían del extranjero.
El PRI era un modelo de organización vertical con presencia nacional, representación corporativa campesina, obrera y de la burocracia. Pero también tenía una permeabilidad social con comerciantes, grupos de colonos y vecinales, deportistas, empresarios, productores, académicos e intelectuales.
Después del asesinato de Luis Donaldo Colosio en marzo de 1994, algo se perdió en el PRI para siempre y ha venido viviendo un proceso de descomposición imparable. No digo que todo lo que respira en el PRI sea malo sino que mucho de quienes lo dirigen y representan son ajenos a su historia, sus principios y causas.
La elección pasada demostró la capacidad pragmática del priísmo al aliarse con sus enemigos históricos. El PAN y el PRD nacieron precisamente como una repuesta política contra las decisiones agraristas, de salud y educación pública y de ideologías como el Estado Laico, por parte del PAN. Por parte del PRD, este Partido es la herencia del viejito PCM, que con el correr de los años fue cambiando de siglas y que en las décadas de los setenta y ochenta librara una lucha política por la democratización del país, la promoción de los derechos políticos y la defensa de los derechos humanos.
Ayer un grupo de priístas tomaron las calles y puertas de acceso a la sede nacional partidista con una demanda que en cada elección es la constante, la renuncia de su dirigente nacional. Si esa fuera la solución el PRI no tendría dirigentes desde 1988.
El PRI está en el laberinto extraviado. Pareciera que hay dos bloques: los opositores a la dirección nacional y los que quieren seguir en la gerencia de lo que es y como está.
La institución necesita una tercera vía, un camino más político para la construcción de acuerdos que le permitan transitar entre lo que no funciona, se simula y no es representativo ni de sus ideas.
Las mujeres y los hombres sensatos del PRI deben convocar a sus dirigencias nacional y estatales a un gran acuerdo político para llegar a la próxima asamblea nacional. Deben definir entre otras cosas qué tipo de organización territorial necesitan, si son o no funcionales sus actuales sectores y organizaciones de mujeres, jóvenes y movimientos urbanos.
Debe debatir de manera pública qué causas de la sociedad civil van a defender o cuáles van a contener. O ¿acaso es posible que el PRI sea un partido tan flexible que todo, hasta lo contradictorio, forme parte de su Programa de Acción?
En fin. Ha llegado el momento de las definiciones ideológicas y programáticas del Partido que quieren ser para el resto de este siglo. Una quinta parte de estos cien años lo han perdido entre estar sin saber ser opositores, entre volver al poder y perderlo por la frivolidad y la corrupción, y ahora, entre ser un Partido auténtico o un satélite de una coalición donde se desdibujan, se engañan con victorias que no les pertenece, y, con presuntas intromisiones de funcionarios del gobierno y el partido en el poder que parece que añoran sus pasos por el otrora partidazo.
30 de junio del 2021.