La decisión del PRI para ir en alianza en las pasadas elecciones indiscutiblemente fue afortunada, frente al riesgo inminente, de la viabilidad de la Patria, de descarrilar los avances del proyecto nacional incluyente, donde históricamente han contribuido todas las ideologías de todos los partidos que han

gobernado, asumiendo la necesidad de ajustar y reconocer errores, en síntesis, cuando la patria está en riesgo, se cuelgan las ideologías para un mejor momento y se unen todos para salvar a la Patria. 

Es claro que la única forma de enfrentar al Partido en el poder, es en alianza, la experiencia de las elecciones pasadas lo evidencia. La decisión de ir en alianza es un logro conjunto impulsado por todos. 

Desde la llegada del PAN a la presidencia comenzó el descenso del PRI en las preferencias de los electores, salvo por una opinión entre corchetes, o acaso habrá influido que en esa elección los mexicanos, muchos no sabemos que tantos, creyeron en la importancia de su voto y votaron y llevaron a la presidencia a su candidato (Fox) gracias a la institución electoral IFE, creada bajo gobiernos priístas, transformada en instituciones autónomas, para evitar la injerencia de gobernantes en turno. 

El PRI así, no podemos saber si ha perdido aceptación o liderazgo o en realidad simplemente está llegando a su real dimensión. Porque también habría que ver, la proporción de participación efectiva de los ciudadanos en  elecciones, desde la época en que se decía que, para que votar, si siempre gana el PRI. Más cuando en la elección pasada PRI y PAN obtuvieron casi la misma cantidad de votos, contra una elección de Estado, donde además el reparto de dinero, con los programas de Bienestar se movieron los resultados electorales.    

De acuerdo a los datos del INE, hoy por hoy solo hay dos partidos nacionales, MORENA y el PRI, porque hay que recordar que el PAN perdió su registro en Tabasco, y los demás partidos, incluido el satélite y trapecista Verde más los demás, no tienen presencia en todo el país. 

De acuerdo a los estatutos del PRI, su dirigente ha sido electo para un periodo de cuatro años, ello garantiza que Alejandro Moreno debe cumplir el periodo completo para el que fuera electo, sin violentar su marco legal. 

Hay que reconocer también, que el PRI desde su creación fue un Partido, en el Poder y para el Poder, que funcionó, para conservar y distribuir el Poder, que ahora ya no tiene, que hoy debe adecuarse y modificar su estructura para ser un Partido en la oposición y para competir por el Poder.   

Su dirigente nacional, es un hombre joven, y como lo ha declarado, está consciente de ello, no se va a empecinar – como muchos piensan – en ser el candidato a la presidencia en el 2021, porque sabe que aún tiene juventud para esperar, en su visión a largo plazo, sabe que la única manera de reconquistar a los electores y en consecuencia alcanzar la presidencia es en alianza y, que ello significa, que el próximo candidato, surgirá de esa alianza.  

Dentro del PRI hay reclamos sobre el doblete de cargos en el CEN y en la legislatura, a ello el presidente del CEN, adelantó que habrá cambios en el CEN, lo que abrirá espacios de participación para todos, ello antes de la asamblea, el reto de la dirigencia es realizar una reestructuración nacional hasta en los comités directivos estatales que respondan a los reclamos de la militancia y a los grupos y organizaciones partidistas, que deben ser rostros nuevos pero de viejos militantes, esos que llevan años de silenciosa disciplina. El reto es de todos los priistas, incluyendo a los inconformes, saben o debieran saber que de ello dependerá la recomposición del Partido otrora invencible, que puede sucumbir irreversiblemente ante la ambición del fuego amigo. Si no se construye la solides y fuerza que le de la permanencia en la simpatía electoral.    

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