A TODOS LOS PRESIDENCIABLES:
"Necio: ignorante que no sabe lo que debía saber": Diccionario RAE

Aquí me tienen otra vez con un tema que preocupa a todos los ciudadanos, particularmente los de escasos recursos: los servicios públicos de salud. Y por lo que les voy a contar, les debería empezar a preocupar a ustedes mucho más.

Cuando la 4T decidió eliminar a los distribuidores de medicamentos del sector público, comenté el gran error que cometía. Al gobierno le parecía que los distribuidores cobraban mucho dinero por el servicio de compra directa y distribución de los medicamentos; efectivamente era una suerte de terciarización, pero las instituciones se ahorraban un montón de problemas. 

El gobierno intentó que BIRMEX -por supuesto ya en manos de un militar- se encargara de la distribución al tiempo que Hacienda hacía las compras; luego éstas pasaron al INSABI y a la UNOPS-ONU.

El fracaso se veía venir desde el día uno. Pues bien, cuatro años después tenemos que el INSABI convocó a empresas privadas para encargarse de la compra de un buen número de claves y, desde luego, de la distribución de los fármacos adquiridos. Algunas empresas son las viejas caras conocidas, pero otras…

 

Resulta que la propia Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) encontró que 85 distribuidores no reúnen los requisitos; vamos, algunos ni siquiera cuentan con el aviso de funcionamiento. Otras empresas tienen sospechosos vínculos con superdelegados de la 4T.

Por cierto, desde que la COFEPRIS cayó en manos del tristemente célebre doctor Hugo López-Gattel, parece vivir en una realidad alterna. Miren nada más:

A fines de 2022, la Organización Mundial de Comercio consultó al gobierno mexicano sobre los retrasos que ocurren desde 2019 en las autorizaciones para el comercio de diversos productos, entre ellos los medicamentos. La respuesta fue que COFEPRIS está modificando los procedimientos para hacerlos ¡más ágiles...! No es broma. Han pasado cuatro años y siguen buscando la luz de la agilidad…

Otra modificación de procedimientos también parece ocurrir en el Consejo de Salubridad General. Dicho Consejo, que fue ampliamente ignorado durante la pandemia, dedica una buena parte de sus esfuerzos a autorizar la asignación de claves a medicamentos que ingresan al Compendio Nacional de Insumos de la Salud. Dicha tarea es, sin duda, importantísima y hasta hace poco el trabajo de analizar y evaluar lo realizaban los vocales de los Comités Técnicos Específicos.

Sin embargo, últimamente ya no sesionan o, en todo caso, sus opiniones ya no serían vinculantes de acuerdo con los últimos cambios al reglamento publicado en el Diario Oficial de la Federación. Valdría la pena que indagaran quién y cómo está tomando las decisiones en el Consejo, o si el fast track solo aplica a medicamentos de origen cubano o para ciertos proveedores a modo.

Ya para terminar por hoy les cuento que desde 2018 México ocupa el vergonzoso sexto lugar mundial en la venta de fármacos en el mercado negro, según datos de la fundación Insight Crime. El negocito significa ¡30 mil millones de pesos al año!, a decir de la Unión Nacional de Empresarios de Farmacias.

Y dentro del mercado clandestino, tenemos la falsificación de medicamentos... Recientemente, COFEPRIS emitió una alerta sobre siete medicamentos por irregularidades que iban de la clonación y la caducidad, hasta la elaboración sin control sanitario.

Es bien sabido que en algunos tianguis de distintas ciudades hay puestos donde uno puede adquirir cualquier tipo de medicamento, incluso controlados. ¿La autoridad?, bien gracias. Las razones para la adquisición de estos productos van desde el ahorro de unos pesos hasta la falta de medicamentos en los centros públicos de salud, implicando un gran riesgo para la población. Me surge la duda de si en esos lugares es donde adquirieron los ansiolíticos esos jóvenes a los que ahora les ha dado por participar en el reto “el último en dormirse gana”.

Y la cosa se ha puesto peor, porque el cártel Jalisco Nueva Generación se ha metido al negocio de la falsificación de medicamentos, con el agravante de que obliga a pequeñas farmacias a vender sus productos.

Lo que aquí he descrito nos habla de decisiones no reflexionadas, ausencia de planeación, negligencia, falta de controles y -por qué no decirlo- aires de corrupción.

No dudo que los neoliberales hayan dejado un cochinero, pero lo que alguno de ustedes heredará estará peor.

Leopoldo Mendívil

Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

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