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Si tres cualidades pudieran describir a Cassius Clay éstas serían: su carácter inquieto, rebelde y contestatario. Es ese hombre al que su juventud le marcó y el islam también. De hecho, la religión le dio incluso otro nombre, el de Muhammad Alí, la leyenda que el pasado viernes dejó de existir a los 74 años.

Nacido el 17 de enero de 1942, en Louisville, Kentucky, en una familia de clase media baja, en donde no había mucha influencia deportiva pues sus familiares eran docentes, músico o artesanos; Alí se decantó por el boxeo cuando sólo tenía 12 años y todavía respondía al nombre de Cassius Marcellus Clay Jr.

Todo empezó porque a esa edad, alguien tuvo la ocurrencia de robarle su bicicleta. Entonces, Cassius informó del hurto al oficial de policía Joe Martin, quien también era el director de una academia de boxeo y quien le sugirió al pequeño que aprendiera a golpear para que, en un futuro, pudiera defenderse.

Martin fue su entrenador por seis años, durante los cuales, convenció a Clay para que se fuera a Roma con el equipo que participaría en los Juegos Olímpicos en aquella ciudad en 1960. No era que Cassius pensara en que no tendría la capacidad para pelear contra otros boxeadores y ganarles, sino que era bien sabida su fobia a los aviones, e ir a la capital italiana implicaba un largo viaje aéreo.

Aun así, Clay ganó ese primer round venciendo a su miedo y ya en roma conquistó el título semipesado de la justa veraniega. Aunque la leyenda cuenta que esa medalla olímpica fue arrojada a un río en su natal Louisville luego de que no quisieron atenderlo en un restaurante por ser negro, lo cierto es que al parecer el boxeador perdió la presea e inventó la historia para no sentirse tan avergonzado.

Llevó al cuadrilátero un estilo lírico y poco ortodoxo de boxear que combinó velocidad, agilidad y potencia casi sin fallas como no lo logró ningún otro boxeador. Una mente ágil, una personalidad alegre, segura y descarada y un conjunto evolutivo de convicciones personales forjaron un magnetismo que no podía ser contenido solo por el ring.

Se hizo profesional al firmar un contrato de seis años con once millonarios blancos de Louisville, que lo apoyaron mientras era entrenado y dirigido por Angelo Dundee.

Durante 21 años, ganó 56 peleas y perdió cinco, habiendo impuesto un estilo deslumbrante y con características de demoledora eficacia.

En 1964, después de la victoria contra Sonny Liston, el legendario boxeador Cassius Clay se convirtió al islam y adoptó el nombre de Muhammad Alí, con el que fue conocido hasta el final de sus días.

Pero no fue solamente por la cuestión deportiva que destacó. El maestro indiscutible de los pesos pesados conmocionó a Estados Unidos en 1967 por negarse a hacer el servicio militar e ir a la guerra de Vietnam por sus creencias religiosas.

Fue encarcelado, despojado de su título y se le prohibió el boxeo durante tres años y medio antes de volver a ser campeón del mundo en 1974, al lograr los títulos de la AMB y CMB, cuando ganó por KO a George Foreman durante la Batalla en la Selva en Kinshasa, en la República Democrática del Congo, antigua Zaire.

Muhammed Alí Anunció su retirada en 1979, pero al año siguiente retó al que era entonces campeón mundial, Larry Holmes, quien lo venció con claridad.

Alí sufrió durante más de treinta años la enfermedad de Parkinson y había sido hospitalizado dos veces a finales de 2014 y principios de 2015. En esta última ocasión, debido a una infección urinaria severa después que inicialmente se la diagnosticó neumonía.