Para el señor del Palacio Nacional, -PN-, gobernar no ha tenido ciencia, no ha sido difícil, tuvo razón cuando dijo alguna vez:

“Gobernar no tiene ciencia”, lo sintió desde el fondo de sus entrañas, no mintió.

 En su reducida capacidad intelectual, el jefe del ejecutivo, lo ha hecho conforme a su dicho, destruir no es lo mismo que construir.
La destrucción se lleva al cabo sin dilaciones, sin estudios de factibilidad, desaparecer fideicomisos es una obra que no requiere de la ciencia política.
Una virtud, tuvieron los gobiernos anteriores a este sexenio, fue la concertación, el diálogo y la disposición.
El actual presidente se formó en el pleito, el chantaje, la amenaza, la violación a las leyes, la consigna callejera, así aprendió a obligar ha los gobiernos a ceder a sus demandas.
Por eso ahora, a las manifestaciones para reclamar a su gobierno las fallas, la ineficiencia, la ausencia de gobierno, su respuesta es: “eso es politiquería”.
Todos quienes se manifiestan para exigir respuestas, soluciones y acuerdos son personas pagadas o ligadas a los “conservadores” que quieren perjudicar a su gobierno.
Señor presidente nadie quiere perjudicar a su gobierno, usted mismo lo perjudica, son sus acciones, omisiones, yerros, y hasta sus chistes lo que le perjudica.
Sus obras, producto de sueños guajiros, El Tren Maya, El Aeropuerto “Internacional” Felipe Ángeles, la Refinería Olmeca, (Dos Bocas), no han sido bien planeadas, son costosas, han generado deuda, que usted niega, han elevado hasta en tres veces su costo inicial.
Son sus caprichos los que nos cuestan a todos los habitantes del país, y que seguirán pagando las generaciones futuras, usted es un mitómano contumaz, obsesivo.
No señor presidente, nadie necesita meterle el pie, usted se enreda en cada “mañanera”, su incontenible palabrería, su reiterado discurso de consignas y su actitud pendenciera y vulgar, son ofensas cotidianas a la ciudadanía.
Ya es hora de decirle, señor presidente, que su mal manejo del presupuesto durante su mandato tendrá consecuencias para toda la población.
Que sus programas sociales no son la piedra de toque que usted presume en cada mañana palaciega con su frase de los otros datos.
Usted soñaba con las aclamaciones y las loas a su grandeza, a su magnificencia, a su histórico legado, que todo sería miel sobre hojuelas, la terca realidad le planta cara.
Quería para su gobierno reconocimientos desbordados, esperaba rechazar cada día estatuas, que su nombre figurara en calles, escuelas, de antemano había solicitado que nada de eso aceptaría.
Por eso al ver que nada de eso ha sucedido, ni sucederá ha ideado la forma de seguir, de irse sin irse, “me voy, pero no me voy”.
Conocedor de la naturaleza humana, sabedor de las mieles del poder, del embrujo de la adulación, creo el plan de gobierno para la candidata de su partido.
No es un legado, es un manual de instrucciones de lo que quiere que se haga, de como hacerlo, ha maniatado a una dócil señora convertida en “Juanito de Iztapalapa”.
Señor presidente, usted ha instaurado una forma de dictadura al estilo ruso, muy parecida a la de Vladimiro Putin.
Destructor profesional, hoy destruye las elecciones, a la candidata Sheinbaum, la ha invisibilizado, le ha quitado poder para gobernar si ella ganase las elecciones.
Acostumbrado a chantajear, usted se ha rodeado de una secta de seres muy pequeños, que le sirven y obedecen a ciegas, profesionales en ejecutar sus instrucciones cual gatilleros.
La dictadura la ha echado a andar, desde ahora sus huestes buscan manchar las elecciones, negarles credibilidad, obstaculizarlas, para en su momento, si los resultados no le favorecieran a su empleada, anular el proceso. Hasta la próxima.