En Palacio Nacional, -PN-, ciertamente el ciudadano que arbitrariamente allí habita, la marcha le provocó enfado, desprecio y un cúmulo de rencor.

 Al presidente toda disidencia le parece poca cosa, cree que debemos pensar como lo hace él, no hacerlo es estar con el “conservadurismo”, y con la derecha, no somos sus adversarios, somos sus enemigos.

El domingo seguramente el ciudadano López Obrador, recibió los informes de los órganos de inteligencia del país, informando lo que según observaban, pero torciendo la realidad.

La oficina del Jefe de Gobierno, le reportaba de 90mil personas reunidas en la plancha del Zócalo capitalino, aplaudiendo el discurso de Lorenzo Córdova Vianello.

El grito unánime de ¡Fuera López!, retumbó en la Plaza de la Constitución haciendo vibrar los cristales antibalas de PN y de las oficinas de Batrtes.

El discurso de Lorenzo sin dudas, habrá calado hondo en la figura presidencial, que no tolera un ápice de critica; … “la pobreza, la desigualdad, la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad son graves asuntos que no sólo no hemos resuelto, sino que siguen siendo pendientes que agravian y que incluso se agravan…”

“La democracia en México es el resultado de muchas luchas ciudadanas que costaron esfuerzo, dedicación y en algunas ocasiones hasta sangre…”

“Estamos aquí reunidos para defender a la democracia y para decirle NO a desmantelar las conquistas que en ese sentido hemos alcanzado”

“…Y eso no podemos, ni vamos a permitirlo; perder al INE es perder la principal garantía para tener elecciones libres y volver al control del gobierno sobre los comicios…”

Sin lugar a dudas fue un discurso puntual y estrictamente ciudadano, un discurso cuidado y bien estructurado, más de 700mil ciudadanos lo escuchamos en vivo en la monumental Plaza del Zócalo capitalino.

El orden y la ejemplaridad de los manifestantes, contrastó con la excesiva vigilancia de la policía capitalina, las vallas rodeando PN hablan más de los complejos y miedos de señor presidente.

El gobierno capitalino, un gobierno timorato y marrullero, trató de frenar la marcha, vallas metálicas, cerraron Periférico Sur por un evento deportivo, cerraron Reforma, no consiguieron frenar la ola ciudadana.

Incluso, los de Morena, programaron el registro de su candidata presidencial a la misma hora, en las oficinas del INE.

Nada les funcionó los centenares de policías de la desparecida corporación del Cuerpo de Granaderos, hoy convertidos en el Batallón de los Zorros, para amedrentar a la concurrencia fueron mudo de testigo del orden ciudadano, de la civilidad y del entusiasmo de quienes con emoción salieron a marchar por la democracia.

La democracia está en peligro como no la había estado, ni con lo peor del PRI o del PAN, realmente duele observar como lenta pero inexorablemente, el señor López Obrador socava a las instituciones, que organizaron, recabaron los votos y lo declararon ganador de las elecciones.

Para el presidente la pluralidad es parte del proceso neoliberal, y entonces, México, deberá volver a los setentas, cuando el gobierno federal organizaba y calificaba a las elecciones.

Hasta la próxima.