El viernes 16 de octubre de 2020 quedará en la memoria de México como un día negro, en el que fue lastimada, en lo más profundo de su honor y orgullo, una de las instituciones verticales del Estado Mexicano: el Ejército Nacional.

 El General Salvador Cienfuegos Zepeda, quien fuera secretario de la Defensa Nacional (SEDENA) de 2012 al 2018, fue detenido, en suelo norteamericano, por agentes de la Agencia de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés), por presuntamente cometer delitos de producción y distribución de drogas y lavado de dinero.

El asunto del narcotráfico es verdaderamente complejo. Implica un poder real que, en todas las latitudes del orbe, se ha impuesto al imperio de los Estados Nacionales. Según la organización Global Financial Integrity (GFI) estima —de forma conservadora— que esta actividad genera, sólo en el continente americano, entre 80 y 90 mil millones de dólares al año. Para darnos una idea de lo que implica, el presupuesto del año 2020 de la SEDENA fue de 5 mil 628 millones de dólares; lo que quiere decir que para su gasto operacional total, esta institución del Estado Mexicano, cuenta con el equivalente al 7.03% de las utilidades que genera el narcotráfico.

Esta es la magnitud del poder de las organizaciones criminales que se dedican a esta actividad. Su fuerza económica, sus ganancias ilícitas, les brindan una capacidad de operación muy superior a la de los Estados Nacionales, sobre todo si consideramos que no están sujetos a restricciones a las que está sujeto el gasto público.

A partir de lo anterior y ante los cargos que le son imputados por la DEA, es dable suponer la posible culpabilidad del General Cinefuegos; sin embargo, también debemos ver con reservas el actuar de la agencia norteamericana, porque lejos de la propaganda oficial, hecha a partir de la visión hollywoodense de las instituciones de “justicia” estadounidenses, también padecen de un grave problema de infiltración y corrupción creada y auspiciada por estos grupos criminales en su estructura y mandos, pues —como lo he comentado en el párrafo anterior— el poder de la industria del narcotráfico es mucho, y el deseo por satisfacer pasiones y ambiciones de los seres humanos siempre es un motivo para generar propiciar corrupción.

El 16 de octubre, será recordado como un día de luto para México. No sólo fue golpeado por la detención de quien fuera su más alto comandante o la forma tan grotesca en la que se llevó a cabo, junto con maltrato y acoso que fueron parte los familiares que lo acompañaban en el viaje que lo llevó a suelo norteamericano; también, porque dejó al descubierto la fragilidad de las instituciones de gobierno frente al funesto e inmenso poder del narcotráfico que hoy, tras casi 40 años del inicio del combate frontal instaurado por EE.UU, logra ser una potencia más en el orbe.

Por lo que hace al General Cienfuegos, hago votos para que las instancias de justicia actúen con imparcialidad, y se le de acceso a un juicio justo, en el que se privilegie tanto el principio de presunción de inocencia, como el equilibrio procesal y la equidad. Esperemos que, en este caso, la fama ganada en los thrillers cinematográficos se refleje en un ejemplo mundial de lo que debe ser un juicio justo.

@AndresAguileraM