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Durante los casi 203 años de vida de nuestro país, su historia ha estado marcada por una lucha permanente entre dos visiones políticas: los conservadores y los liberales. Ambas formas de ver al estado mexicano, sus enfrentamientos permanentes, sus posiciones irreconciliables, la cerrazón y la necedad, han sido barreras infranqueables que detienen el desarrollo de la nación. Ya sea la oposición recalcitrante de mantener el status quo, o la obcecación por romper con todo lo establecido, siempre han sido estos extremos los que, de una u otra forma, detienen el progreso de la nación.

Hoy, nuevamente, la vida política del país se caracteriza por el enfrentamiento entre visiones y posturas que, a simple vista, parecieran irreconciliables. Por un lado, los sectores más conservadores y reaccionarios hacen gala de todas sus habilidades cortesanas y capacidades de intriga para imponer sus posturas, al tiempo que, quienes cubiertos con la túnica del progreso y el desarrollo, carecen de una estrategia aglutinante, que les brinde cohesión para enfrentar a quienes desean mantener privilegios egoístas distantes del bien público.

Cabe precisar que, de ninguna manera, se habla de posiciones ideológicas enarboladas por uno u otro partido político, pues se considera que el problema rebasa las declaraciones de principios de estos institutos. Más bien se habla de compatibilidades personales y posiciones políticas individuales de quienes habrán de estelarizar y –al final del día– resolver las conflictivas políticas planteadas.

Conservadores y reaccionarios, por un lado, y los herederos del proyecto progresista de la nación de la Revolución Mexicana, por el otro, habrán de estelarizar batallas en el ámbito político que reflejan esta lucha permanente de la que ha derivado la evolución dialéctica de nuestra historia como país.

Así se ha hecho patente en dos temas que –se consideran– son más que ejemplificativos del conflicto que aquí se relata. Por un lado, las posturas en torno al futuro de Petróleos Mexicanos (PEMEX): su presunta privatización, los intentos de modernización, y la lucha permanente por el reconocimiento, respeto y protección de los derechos frente a la permanencia de un marco jurídico normativo basado en el prejuicio y la descalificación irracional. En las siguientes entregas habremos pues de puntualizar cada uno de estos temas.

@AndresAguileraM