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El 28 de julio de 2010, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, mediante la resolución 64/292, reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento, con lo que se reafirma son esenciales para la realización de todos los derechos humanos. Por ello, la propia resolución exhorta a los Estados y organizaciones internacionales a realizar inversiones para poder garantizarle a la población este servicio.

En este tenor, el pasado 24 de marzo, el Jefe de Gobierno presentó uno de los programas más ambiciosos que han habido en la Ciudad en las últimas décadas, denominado “Agua para el Futuro CDMX”, que tiene por objeto establecer una estrategia transexenal con la que se garantizará el suministro de agua 100% potable y de calidad para todos los capitalinos.

Para ello se invertirán poco más de 10 mil millones de pesos, con lo que se construirán 19 plantas potabilizadoras; se rehabilitarán otras 16 y 39 pozos de absorción. Se recuperarán 18 presas de gaviones en suelo de conservación y se reforzarán políticas de captación de agua de lluvia en los nuevos desarrollos inmobiliarios y en los edificios públicos, al tiempo que se repararán 3 mil 115 kilómetros de tuberías, con el fin de evitar fugas y dotar de mayor eficienciaal servicio. Todas esas acciones habrán de cumplir una promesa hecha a casi dos millones de personas que, hoy en día, carecen del vital líquido o lo reciben de mala calidad.

Para garantizar su permanencia, el Jefe de Gobierno habrá de presentar una iniciativa de ley que, de ser aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, garantizará un programa transexenal exento de avatares políticos.

De concretarse este ambicioso plan, Miguel Ángel Mancera habrá de consolidarse como el primer gobernante de la Ciudad de México en lograr abastecer de agua de calidad todos los confines de una de las megalópolis más complejas del mundo. Cumplirá con una de las principales exigencias de la población capitalina, al tiempo que habrá de abatir una de las principales banderas de los grupos de poder que –hoy en día– dominan políticamente el oriente de la ciudad y que utilizan el agua como moneda de cambio para lograr prebendas electorales. Todo ello mientras pone a la vanguardia una ciudad que, durante décadas, ha estado ajena del desarrollo precisamente por carecer de una infraestructura hidráulica acorde a sus características sui géneris.

Hacemos votos por que este ambicioso programa llegue a buen puerto y encuentre eco en todos los actores políticos, para con ello poner a nuestra Ciudad a la altura de las más avanzadas del mundo.

@AndresAguileraM