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En términos generales, los resultados económicos generados durante el primer año de la administración del Presidente Enrique Peña Nieto no han sido los esperados ni, mucho menos, los prometidos durante la campaña electoral. Por el contrario, durante el año 2013 según información difundida por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Banco de México (BANXICO),

el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), además de otras diversas instituciones financieras, el crecimiento anual del Producto Interno Bruto (PIB) fue del 1.2 por ciento, debido al débil crecimiento de la economía estadounidense, la severa caída del sector de la construcción en el país, el virtual estancamiento del gasto del sector público, así como al escaso dinamismo del consumo interno.

Durante el presente año, las estimaciones de crecimiento no han sido más alentadoras. Por un lado, a principios de año, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) previó un crecimiento de la economía nacional del orden del 3.6 por ciento, basándose en una mejoría en el crecimiento económico de nuestros socios comerciales y el incremento del gasto público. Sin embargo y pese los cálculos realizados por algunas instituciones financieras, que indican que la economía sólo creció entre el 1.5 y 1.7 por ciento, BANXICO insiste en mantener su predicción de crecimiento para este año entre el 3 y 4 por ciento.

En este tenor el Presidente Enrique Peña Nieto reiteró que la economía nacional va por buen camino, ya que la producción industrial creció 3.4 por ciento, lo que representa un aumento de la producción industrial del país por encima de las expectativas de los analistas económicos, al tiempo el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) dio a conocer que, en el primer cuatrimestre del presente año, se registraron 312 mil 306 trabajadores afiliados a la institución, lo que representa un incremento de 26 mil 376 puestos laborales en relación con el mismo periodo del año anterior.

Ahora bien, independientemente de la numerología manejada por los economistas y financieros del país, lo cierto es que la percepción social del tema es que no avanza la economía, que hay poco flujo de dinero en las calles, que los productos de primera y segunda necesidad cada vez son más caros y que es más difícil encontrar trabajo.

La percepción ciudadana contra la realidad fría de los números: una guerra que sólo pueden ganar los hechos y que se pierde con los dichos. Es muy común que los datos –sin desestimar su veracidad– sean incompatibles con la percepción ciudadana, dependerá del gobierno hacer que sus dichos se tornen en un beneficio palpable para la ciudadanía.

@AndresAguileraM