ZOOLÓGICOS

Se comenta solo con...

Carlos Salomón, ex vocero presidencial, fue más que preciso en su comentario

semanal en el programa VaEnSerio de canal 34 de televisión. Trató el tema de los zoológicos y de la esclavitud a la que se someten diversas especies animales. Señaló una visita al zoológico de Guadalajara y se preguntó “qué hace un oso polar en este clima tan extremo y los delfines en una pequeña alberca a cientos de kilómetros del mar” y con esto no hay mejor forma de explicar el drama, porque eso es, lo que se vive en los zoológicos. De centros de recreación y cultura se han convertido en reclusorios de tortura para los animales. Por ello cobra importancia la idea de readaptarlos a su medio ambiente, regresarlos a la libertad cómo se hizo con Keiko la ballena de Reino Aventura, y permitir que a base de la tecnología moderna, los niños y jóvenes aprendan del comportamiento animal, observando maravillosos documentales incluso en 4D, revisando fotografías de alta definición, visitando el fondo de los océanos, volando a la par de un águila y quizá, con hologramas casi sentir, vivir y tocar a los desaparecidos dinosaurios. Ahí los sentidos de los pequeños recibirían más y mejor información que ver a un leon dormido atrás de unas rejas, o serpientes atoradas en vitrinas sin iluminación, o elefantes que nunca se asoman de sus guaridas por temor al ruido de cientos de personas que únicamente les causan estres. En la UNaM existe una súper computadora que permite que los médicos de alta especialización se introduzcan, con lentes especiales y una enorme pantalla, a todas las arterias del cuerpo humano, visitan al corazón, nadan en los riñones, se asombran con los tejidos hepaticos, viven las pulsaciones eléctricas en el cerebro, y frente a ellos no tienen el cadaver de ningún ser humano destazado. Así podrían funcionar los zoológicos, como esas enormes pantallas de 180 grados como en el planetario de Puebla que nos permite viajar al espacio o vibrar con movimiento grabaciones espectaculares de deportes de riesgo. Sumándonos al criterio de Carlos Salomon, me atrevería a proponer a nuestros lectores que si acostumbran tener en jaulas a aves, dejarlas en libertad, sería más agradable visitar un parque público lleno de pajaritos, que tenerlos en cautiverio sin ningún sentido. Sería extraordinario, como en otras naciones como en Nueva Zelanda, llenar nuestras ciudades de miles de especies de aves que conviven en todos los sitios con el ser humano. Que mejor de cosa que si tenemos respeto por los demás, también seremos respetados.