Hasta el momento ningún grupo se adjudicó la responsabilidad por los estallidos, pero insurgentes musulmanes sunnitas y la rama local de Al-Qaeda han estado incrementando sus ataques desde inicios del año, casi siempre contra blancos chiitas.

Las tensiones entre el gobierno liderado por chiitas y la minoría sunnita están en su punto más alto desde que las tropas estadunidenses dejaron Irak, en diciembre de 2011.

El pasado lunes, una ola de atentados con coches bomba en el centro y norte de Irak dejó 57 muertos, lo que profundizó el brote de violencia.

En mayo, más de mil personas murieron en diferentes ataques en el país, lo que puede volver a conectar con el conflicto sectario en 2006-2007 en Irak.