organizaciones de narcotraficantes como terroristas.


Senadoras y senadores de la República analizaron con el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard Casaubón, la postura de México ante la posibilidad de que Estados Unidos considere a las organizaciones de narcotraficantes mexicanas como terroristas, así como el proceso de ratificación del T-MEC en aquel país y en Canadá.


El funcionario compareció ante el Pleno del Senado de la República como parte de la Glosa del Primer Informe de Gobierno en materia de política exterior. En el encuentro, los legisladores también solicitaron al Canciller información sobre la propuesta para que México se convirtiera en un “tercer país seguro”, a fin de contener el flujo migratorio hacia la Unión Americana.


La presidenta de la Mesa Directiva, Mónica Fernández Balboa, destacó que nuestro país transita por momentos difíciles en el ámbito internacional, pero con apego a nuestros principios constitucionales y a una fuerte tradición diplomática se han logrado enfrentar con éxito.


La senadora dijo que la política exterior desarrollada por el Gobierno de la República ha revitalizado una autoridad política de México no sólo en América Latina y el Caribe sino también en el mundo, por el vigor de su democracia y las significativas transformaciones que está impulsando.


A nombre de Morena, el senador Héctor Vasconcelos consideró que con el anuncio para calificar como terroristas a las organizaciones criminales mexicanas, “se crea el peligro de una nueva crisis bilateral que amenaza la soberanía nacional”. Por eso, subrayó, nos congratulamos por las gestiones emprendidas por el gobierno de la República para disipar este riesgo por la vía del diálogo.


La senadora del PRI, Claudia Ruiz Massieu Salinas refirió que mientras se habla de recuperar la confianza “en nosotros mismos para participar en el exterior”, se permitió que un presidente extranjero marque los parámetros de la política interior, dejando a un lado principios esenciales como la responsabilidad compartida, el respeto mutuo y la separación de esferas de negociación en la relación con Estados Unidos.


Por el PAN, Alejandra Noemí Reynoso Sánchez, señaló que el Presidente de la República prácticamente ha delegado a Marcelo Ebrard la representación del Estado mexicano fuera del país; “es usted, según muchos, un vicepresidente o un presidente del exterior, pero además se ocupa de muchos otros temas que van desde la migración hasta la seguridad”, ¿es sostenible esa situación?, preguntó.


El senador Clemente Castañeda Hoeflich dijo que desde el Grupo Parlamentario de Movimiento Ciudadano cerrarán filas para defender a toda costa la soberanía del país, sus intereses y principios. “No podemos aceptar el discurso de odio contra los vecinos centroamericanos”. Sin embargo, advirtió, no se ha visto una transformación de la política consular mexicana.


La senadora Gabriela Benavides Cobos, del PVEM, destacó la importancia de mantener firme la postura en contra del acuerdo para establecer un tercer país seguro en México, ¿pero los nuevos lineamientos para pedir asilo en Estados Unidos no nos convierten de hecho en un tercer país seguro, ya que se quedan en nuestro territorio las personas que solicitan protección a esa nación?, cuestionó.


A nombre del Partido del Trabajo, la senadora Nancy de la Sierra Arámburo pidió al funcionario su posición sobre el proceso de ratificación del T-MEC en Estados Unidos y Canadá, así como la postura de México ante la posibilidad de que la Unión Americana considere a las organizaciones de narcotraficantes como terroristas


Sasil de León Villard, senadora del Grupo Parlamentario del PES, consideró que la actual política migratoria “va por el camino correcto”, ya que ha logrado proyectar acciones que favorecen el desplazamiento de migrantes bajo condiciones de bienestar y seguridad. Sin embargo, para contener el flujo migratorio se movilizaron elementos de la Guardia Nacional hacia el estado de Chiapas.


El senador Antonio García Conejo, del PRD, asentó que México es el único responsable de su política interior y de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, pero fenómenos como la migración y la delincuencia transfronteriza son una responsabilidad compartida, en la que el Estado mexicano debe cooperar en igualdad de condiciones y no desde una perspectiva de sumisión.


En respuesta, el Secretario de Relaciones Exteriores asentó que con una democracia consolidada, un gobierno que se ha propuesto eliminar la corrupción y un ejercicio del poder público congruente, México tiene autoridad política y moral “para defender sus intereses frente a todos los países del mundo y especialmente ante Estados Unidos”.


Afirmó que el nuestro fue el único país que le dijo al gobierno de la Unión Americana que no aceptaría el tercer país seguro:


“Es muy distinta la situación que tenemos hoy a la tendríamos si México hubiese aceptado” este mecanismo, agregó, porque todos los migrantes tendrían que estar en nuestro territorio y aquí se resolvería su solicitud de asilo, pero no es así porque los indocumentados que piden protección en Estados Unidos tienen audiencia allá.


Sobre la Guardia Nacional dijo que ya había un plan para distribuir a los elementos de esta corporación en toda la República, en el sur, norte, en el centro del país. Lo único que le planteamos al gobierno estadounidense fue que México tenía su propio plan de seguridad, leyes migratorias vigentes “y lo que vamos a hacer es aplicar nuestras leyes y nuestro plan” y no se aceptó “otra cosa”.


Al señalamiento de la senadora Reynoso Sánchez, Marcelo Ebrard acotó: “En México no hay vicepresidentes. Soy Secretario de Relaciones Exteriores. Ahí están las facultadas establecidas en la Ley. No aspiro a nada más, más que a cumplir con mi trabajo”.


Marcelo Ebrard Casaubón consideró que con el apoyo de la Cámara de Senadores “México ha defendido sus dignad”.


También negó que México se haya precipitado en ratificar el T-MEC, pues de no haberlo hecho así, ellos estarían negociando casi todo el contenido del Tratado, incluido el mecanismo para resolver controversias.


Consideró que la decisión que tomó el Senado de aprobar este instrumento fue la correcta, pues ahora el margen que los estadounidenses tienen para tratar de modificar el texto es prácticamente nulo. Dejó en claro que hasta el momento no existe formalmente un adendum. “Hasta el pasado fin de semana no teníamos algún documento” al respecto, precisó.