La medida obedece a la ola de pánico que se ha extendido entre los ciudadanos, quienes solo el fin de semana pasado retiraron el siete por ciento de sus ahorros en los bancos. Simultáneamente, la grivna ucraniana ha perdido desde principios de año un cuarto de valor respecto al dólar.

“La prioridad es reanudar el programa de colaboración con el Fondo Monetario Internacional”, afirmó desde la sede del banco central el nuevo primer ministro, Arseni Yatseniuk. “Cumpliremos con todas las condiciones. Repito, con todas las condiciones necesarias para este préstamo. Y el Parlamento votará las leyes necesarias para recibir este dinero”.

Yatseniuk lanzó el jueves una llamada de urgencia al Fondo Monetario Internacional para reemprender las negociaciones que el ex presidente, Víktor Yanukóvich, suspendió con el organismo de Washington. El Gobierno provisional cifra en 25.000 millones de euros las necesidades del país en los próximos dos años.

“Necesitamos confiar en los hechos, en la situación tal como es, y no vemos nada que sea crítico, que merezca la pena generar pánico”, declaró la directora del FMI, Christine Lagarde. “Desearíamos ciertamente que las autoridades ucranianas se abstengan de dar demasiadas cifras. Algo que no tiene demasiado sentido hasta que no hayan hecho una evaluación de verdad”.

De hecho, sendas delegaciones del FMI y la Comisión Europea se desplazan la semana que viene a Kiev para iniciar las conversaciones con los nuevos responsables del país. Una de las condiciones que Yanukóvich había rechazado era retirar las subvenciones a los precios de la energía. Pero estas nuevas autoridades tienen pocas alternativas ya que solo les queda 15.000 millones de dólares en reservas, lo que equivale a únicamente dos meses para hacer frente a una intervención en el mercado de cambios.