“A partir de ahora, nuestra próxima meta es usar todos los instrumentos a nuestra disposición para promover el crecimiento, crear nuevos puestos de trabajo y dar esperanza y perspectivas a la gente en este país que ha sufrido las consecuencias de la crisis y las reformas”, afirmó el ministro de Economía griego, Yannis Stournaras.

La última emisión de bonos griegos a cinco años, en marzo de 2010, se cerró con un interés del 6,10 por ciento. Y las autoridades habrían considerado un éxito que éste se hubiera situado en el 5,25.

“En cierta manera, se trata de un ejercicio de publicidad”, opinó la analista Sarah Hewin, de Standard Chartered. “Grecia continúa bajo la protección de la troika y recientemente recibió un nuevo tramo de préstamos. La mayoría de la deuda está en manos de inversores oficiales y sigue en el aire si esta deuda necesitará ser reestructurada”.

En lo que resta de año, Bruselas y el Fondo Monetario Internacional tienen que decidir si Grecia puede ahorrarse un tercer rescate. El Ejecutivo, por su parte, espera que se flexibilice la devolución de los préstamos alargando por ejemplo el plazo.

Por otra parte, en la jornada del miércoles, Grecia volvió a vivir una nueva hulega general porque la población no percibe las ventajas de todas las condiciones del rescate. Y se pregunta si todavía se encontró con alguna sorpresa más.