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Se ve la mano “negra”, más no el rostro que quiere aplastar y pisotear la imagen del presidente Enrique Peña Nieto y de su gobierno. Tenemos movilizaciones integradas por diferentes intereses, se les han sumado disidentes de la CNTE y la CETEG, además de grupos de anarquistas, por lo que ahora, las manifestaciones ya dejaron de ser protestas donde impera la libertad

de expresión, para convertirse en la excusa perfecta que generar violencia y desestabiliza la propia seguridad de la ciudadanía.

Analicemos simplemente la presencia de los encapuchados, ¿por qué se cubren la cara? ¿Qué ocultan? Un ciudadano que clama justicia lo haría de frente ¿o no? ¿Acaso son los mismos anarquistas que un día toman el Politécnico, otro la UNAM y otro más están en Ayotzinapa?

El pueblo entero debe estar atento, y abrir los ojos, para darse cuenta cuando un movimiento expresa autenticidad y toma las mejores vías para externar su malestar. Y distinguir cuando existen intereses ocultos que debilitan a las instituciones nacionales, como es el caso. Atentos, para no simpatizar con grupos radicales que sólo pretenden derrocar a la autoridad. Y mantener los ojos bien abiertos, para no contribuir con quienes atentan contra México y pretenden destruir la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

Hoy, todos los partidos políticos, todos los ciudadanos, tenemos el llamado de la nación, el deber como mexicanos de cerrar filas en torno al gobierno que dirige al país. Es obligación ciudadana participar en el restablecimiento de la estabilidad de nuestro México, para no caer en la desesperanza colectiva.

Hace unos días  tuvimos un hecho sin precedentes por parte del gobierno federal, con las declaraciones de Angélica Rivera, esposa del Presidente,  sobre la manera en qué adquirió la llamada “Casa Blanca”, un inmueble que por sus características, ha servido para generar polémica y desprestigiar la honorabilidad de Enrique Peña y su familia. Sin embargo, la señora Rivera, sin estar obligada, le ha dado al pueblo de México, una contundente explicación.

Y éste hecho, es la más clara señal de que tenemos un gobierno de la República, que quiere las cuentas claras. Muestra un gobierno que escucha la voz de su pueblo cuando éste, le pide transparencia en los gastos.

El mensaje presidencial es claro: ser tan transparente en la rendición de cuentas, para no dar cabida a los actos de corrupción.