“Se esforzaron, hasta violar la ley, y todo fue en vano”: Hermenegildo García.

15 millones 200 mil participantes en la consulta para la revocación del mandato es el resultado de horas de trabajo

de estrategas, operadores, dirigentes de morena y funcionaros del gobierno en todos los niveles donde la cuatroteología gobierna; de miles de millones de pesos que se gastaron en publicidad aérea, terrestre, carteles, lonas, volantes y espectaculares, violaron la ley al grado que parecía que no existía una norma que regulara el proceso de la consulta.

Estaban seguros, sobrados, arrogantes, excedidos, soberbios. A tal grado que, Claudia Sheinbaum, emulando a Fidel Velázquez, prometió tres millones y medio de votos; los diputados federales aprobaron un acuerdo para hacer a un lado lo establecido en los artículos 35 y 36 de la ley de la revocación del mandato, sacaron a Adán Augusto de su escritorio de gobernación para ser porrista de AMLO y verdugo de mitin de los Consejeros Electorales; los presidentes municipales andaban en las calles de sus localidades organizando a los ciudadanos de sus comunidades.

El resultado es, por decir lo menos, mediocre. El rechazo a la consulta no rebasó los limites internacionalmente reconocidos para darles validez y legitimidad: 20% de la participación ciudadana. Todo número por debajo de este porcentaje, de los ciudadanos inscritos en la lista nominal de electores, pone en seria tela de juicio la legitimidad de la consulta. La conclusión es clara y contundente, fue un fracaso y se fueron a la basura los mas de cuatro mil millones de presupuesto del INE y los varios miles de millones de pesos que Morena gasto en propaganda, operación, logística y movilización de ciudadanos.

Por si esto fuera poco habría que agregar las grotescas prácticas de acarreo, recabación de credenciales de elector, coacción de beneficiarios de los programas sociales, ingreso ilegal de boletas marcadas por parte de funcionarios de mesas receptoras de opinión. Son miles los testimonios, las denuncias y los señalamientos de que la jornada fue toda una movilización de morena, ni así pudieron.

Nunca sabremos en realidad cuántos ciudadanos asistieron a dar su opinión por su propia voluntad. Nunca sabremos cuantos de esos millones de opiniones a favor de que López Obrador siga en el cargo son de ciudadanos de carne y hueso. Y eso es lamentable. A ciencia cierta, Andrés Manuel nunca sabrá cuantos lo apoyan realmente a él, su gobierno y su movimiento. Seguramente supondrá y asumirá, como una estrategia de comunicación, que el 89 % de los mexicanos lo apoyan pero pienso que la realidad es más severa.

Ya vienen los discurso de la victoria, de la euforia y la algarabía, después la reflexión y por último la persecución al Instituto Electoral, como el Órgano del Estado responsable de las deficiencias, mediocridades y simulaciones del partido que pronto dejará el poder presidencial.

No aprendieron la lección. No entendieron los nuevos paradigmas. No están a la altura de la realidad. No pueden con su naturaleza.

En la oposición tampoco deben de frotarse las manos. El fracaso de Morena no es el éxito del PAN, PRI, PRD, MC. La ausencia en las casillas y la urnas vacías es el resultado de una trabajo de comunicación en las redes sociales donde no están los partidos políticos.

Una ciudadanía sin cabeza, sin dirección politica, sin manuales o estatutos tomo la decisión de no participar, de manifestar su rechazo, de expresar su inconformidad sin esperar a que alguna institución politica le indicara la ruta, el camino y la meta.

De ahí nace el temor real de Andrés Manuel, su opositor es una sociedad, una multiplicación de rostros inconformes, desempleados, victimas de la violencia, mudos testigos de la corrupción y espectadores de la función más grotesca y arrogante de la clase politica en el poder en toda la historia post revolucionaria.

La representación caricaturesca de Mario Delgado, acarreando electores, es una estampa tétrica de lo que hace la hubris. Y así les fue.

Desde las montañas michoacanas, 10 de abril del 2022.