El Ejército… otra vez

GRAL. LUIS CRESCENCIO SANDOVAL, SECRETARIO DE LA DEFENSA NACIONAL:

"Es más fácil apoderarse del comandante de un ejército, que despojar a un miserable de su libertad": Confucio

Flaco favor le hace el presidente López Obrador al Ejército con declaraciones como las hechas en la mañanera de ayer, sobre todo en estos momentos en que hay tantas discusiones sobre el papel de los militares en la vida nacional, léanse Ayotzinapa, seguridad o megaproyectos.

Me quiero concentrar en el primer asunto: Ayotzinapa.

Resulta que la Fiscalía General de la República retiró 16 órdenes de aprehensión contra militares y cinco ex funcionarios del Estado de Guerrero porque, según dijo el presidente, los inicialmente sospechosos no aparecen en el informe rendido por la Comisión de la Verdad y Acceso a la Justicia (CoVAJ).

Como la gran mayoría, sólo he leído la versión testada de dicho informe. Sin embargo, hay un pero: el retiro de las órdenes de aprehensión se realizó sin el conocimiento de la Unidad Especial de Investigación que lleva el caso.

Tal medida hace pensar, en el mejor de los casos, en un desorden para judicializar un caso tan relevante. En el peor, mueve a suponer una suerte de acuerdo en el sentido de que el Ejército ya pagó su cuota de culpas por la masacre de Iguala dejando un mal sabor de boca, sobre todo cuando el presidente suele repetir que “el que nada debe, nada teme.”

AMLO también se queja del informe, cuestionando: “¿Por qué (lo) testaron? (…) No es posible -y ojalá los abogados y los jueces pongan por delante a la justicia-, no es posible que por un asunto de procedimiento se impida hacer justicia.” 

Con la novedad de que no se trata de “una argucia legaloide”, como dice don Andrés. Para que se imparta justicia, la versión pública del informe debe ser testada porque así lo marca el procedimiento legal. De otra manera se violaría el debido proceso, impidiendo así que los militares sean enjuiciados; no es es un pretexto, sino evitar que en la sociedad prevalezca la duda sobre su inocencia o culpabilidad.

¿Qué dirían los padres de los jóvenes si por razones políticas y propagandísticas, todo el trabajo de la CoVAJ, GIEI y organizaciones de derechos humanos se fuera a la basura?

Como parte de su defensa al Ejército, López Obrador declaró: “Lo he dicho en otras ocasiones, (el Ejército) surgió para combatir un golpe de Estado, para combatir a conservadores, a ‘fifís’ que se atrevieron a asesinar al presidente Madero.”

Usted, que debe saber mucho de Historia Militar, podría asesorar a AMLO explicándole que nuestro Ejército no surgió así. Para no irnos tan atrás, empecemos con que el Ejército Trigarante nació en 1821. Después nuestras Fuerzas Armadas enfrentaron intervenciones extranjeras y, desde luego, pleitos internos a lo largo del siglo XIX y principios del XX, en los cuales las facciones políticas contaban con su brazo armado, cuando no con un caudillo militar.

Después de la promulgación de la Carta Magna de 1917 tomó tiempo para que el Ejército se asentara y se dedicara solamente a las cinco funciones que constitucionalmente le han sido conferidas, notoriamente el apoyo en desastres naturales. Hasta que llegó la 4T...

Mire, mi general, en un país tan polarizado, donde el Poder Ejecutivo condena a todo aquel que no es pobre y lo estigmatiza como ‘fifí’, ‘clasemediero aspiracionista’ u oligarca, es muy grave atribuir el origen del Ejército al  combate a los ‘fifís’ y le explico por qué:

En las conversaciones de redes sociales abiertas y cerradas, como telón de fondo hay una cierta inquietud sobre cuál será el papel de las Fuerzas Armadas si la 4T pierde la elección presidencial. Mucha gente sospecha que el protagonismo y el poder económico concedido al Ejército, es para que la 4T lo tenga de su lado en un momento crítico.

Ojalá tal sospecha sea solo producto de nuestra imaginación…

Leopoldo Mendívil

Colaboró: Upa Ruiz This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

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