Palabras van y palabras vienen.  Entrevistas pasan y entrevistas continúan.  Y los ciudadanos permanecemos pasmados entre la confusión de creer o no en

lo que dictan los medios de comunicación tradicionales que fingen mantener una postura antigubernamental, pero terminan insistiendo y en muchas ocasiones terminan reproduciendo los dichos, los hechos y cortinas de humo del gobierno actual.

Por otro lado, en redes sociales se manejan datos, cifras e información, mucha de ella apegada a hechos y a lo real y otras que son falaces.

Todo esto crea una sensación y ambiente de confusión, hasta de caos. 

La ciudadanía pocas veces verifica que la información recibida sea fidedigna o que tenga soporte como para arrojar una argumentación al aire, sea de un medio tradicional o no.

He encontrado twitteros que, aunque tienen muchos seguidores, se encargan de transmitir información falsa y cuando uno coloca algún comentario proporcionando evidencia para rebatir el hecho, solo indican que de todos modos vamos para allá. ¡Tontas respuestas!

Observo además personas que por parte de la Alianza se presentan por medios electrónicos y hablan de los problemas de México.  De sus posibles soluciones, salen por la tangente.  No precisan el cómo atacar y contrarrestar esa problemática. Ninguno habla si ya tiene proyectos o no. Sólo hablan.  Saben el “qué” pero se deja de hablar del “cómo”.  No hablo de que precisen su estrategia.  Sin embargo, se puede hablar de lo mismo, tal y como se hace en las empresas, solamente enfocarse a una primera presentación del posible proyecto o presentar el proyecto de “Alto Nivel”.

Revisemos ¿Qué sucedió con López Obrador?  Los treinta millones que votaron por él nunca revisaron al menos lo que había hecho o supuestamente logrado cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal.

Tampoco investigaron mucho si cuando se propuso el desafuero, se tenía razón o no.  Si esta persona era un buscapleitos, un perseguidor o era un buscavenganzas.

Menos aún investigaron si su pensamiento se adaptaba a la época actual o se apegaba más a lo que sucedió cuando a Antonio López de Santana se le nombró como “Su Alteza Serenísma”.  Ha de ser por este último hecho que vive en un palacio y no en la residencia de “Los Pinos”.

Y ahora todos confundidos, hablan de las cortinas de humo lanzadas desde el púlpito mañanero y se transmiten renovando el tema semana a semana. 

Esta semana fue lo de Peña Nieto para tapar el pozo que él mismo crea cuando llamó a Carlos Alazraki, cuya religión es judía como “hitleriano” y a su vez tapar la confrontación derivada de los asesinatos de los sacerdotes Jesuitas en Chihuahua y una tercera persona.

Del lado de la ciudadanía, marchas van y marchas vienen y cada vez más confusas.  No dudo de la buena voluntad de la señora Alejandra Morán para organizar las marchas.  De lo que dudo es en la forma como se convocan.  Hasta donde observo y escucho por haber participado en casi todas ellas, no tienen un objetivo claro.  Es decir, no se aborda un solo problema común, sino varios problemas a la vez, creando confusión en las personas que marchan, ya que los discursos finales divagan de un problema a otro, pero no en una causa común.

Desde mi punto de vista, si se convocara a una marcha con el único y claro objetivo de un “Fuera López” o un “López, renuncia” sería de mucho mayor efecto y tendría una mayor participación.  Deben buscarse una o tres consignas comunes a la marcha para este plan, por ejemplo, “Ya Basta” de tanta violencia, “Ya Basta” del desempleo, “Alto” a la inseguridad, “Queremos Paz, no muertos”.  Y ninguna otra más.

Y los discursos finales deben estar orientados a estas cuatro consignas, de cinco minutos por participante y no más de cuatro discursos.

Adicionalmente, la marcha debe partir del Ángel de la Independencia al Zócalo.  O del Monumento de la Revolución hacia el Zócalo y dejar de marchar entre el Ángel y el Monumento a la revolución ya que en verdad eso desanima a cualquiera de los convocados.  ¿Para qué ir hacia monumento de la Revolución, si López que vive en Palacio Nacional, no nos ve ni nos verá? ¿A qué se le tiene miedo?

Tendría un mejor efecto y repercusión y tal vez, sólo tal vez así, podamos llenar la plancha del zócalo.

Impidamos confundirnos.  Si en 2018, treinta millones votaron por él, sesenta millones NO lo hicieron.  Y en la consulta de la revocación únicamente lo confirmaron 15,159,323 millones y poco más de 75 millones no le hicieron caso, entonces ¿tendremos posibilidad o no de marchar, de exigir o de sacar al partido en el poder en el 2024?

Eviten la confusión.    Hagamos lo que debemos hacer y hagámoslo con causa.  #YaBasta.

LINDA L. ESPONDA

Traductor perito.  Miembro de la SOGEM.  Ha participado en diversos recitales y encuentros poéticos y literarios entre los que se encuentran, “Las Mujeres Hablan”, “Eje Central Esq. Con Independencia”, “Encuentro con Poetas Chilenos”. Ha publicado sobre diversos temas tanto financieros como políticos en el diario “El Mexicano” en Baja California. Participando en programas tal como Disyuntiva TV proporcionando cápsulas relacionadas con el sector financiero o del 8 de marzo, día de la Mujer. Impartiendo diversos talleres literarios como, Curso-Taller de Creación Poética, El Fondo de la Forma, Análisis Literario desde el siglo XIX al siglo XXI. Autora del libro Rojo Caín (inédito) (Prólogo por Don Carlos Monsiváis), Cicatriz de Luna (entre otros). En la actualidad imparte cursos y talleres tanto poéticos como de narrativa, como de Ensayo.