El ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien ha sido tres veces candidato a la presidencia de la República, hijo del general Lázaro Cárdenas, tampoco se ha salvado del contagio de la pandemia.
Con el paso de los años, por su lucha política, también gobernador del estado de Michoacán y dirigente nacional del PRD, se convirtió, después de ser echado del PRI, en un líder moral y personaje emblemático de la izquierda mexicana.
 
Hay una historia de este personaje que se conoce muy poco. No quería irse del Revolucionario Institucional. Sus planes eran dar la lucha democratizadora dentro del priísmo.
 
Estaba en acto de promoción de su movimiento político en una casa particular de la ahora alcaldía Azcapotzalco, cuando le avisaron del anuncio que acababa de hacer su partido.
 
Su reacción no fue de júbilo, tampoco se rio, perdió la compostura por unos segundos, se puso nervioso y hasta las manos le temblaron. No supo responder de inmediato. Se concretó a decir que seguiría su lucha y que lo sucedido lo platicaría esa misma noche con su equipo, al que también pertenecían Porfirio Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez.
 
Como opositor, Cuauhtémoc Cárdenas estuvo cerca de llegar a la residencia oficial de Los Pinos.
 
Fue cuando se cayó el sistema, espantado por la votación alcanzada por el ingeniero en algunos estados.
 
En la actualidad no milita en ningún partido pero tampoco se ha alejado de la política, es un observador natural de lo que sucede en México.
Cuauhtémoc Cárdenas es un personaje congruente y respetado.
 
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