Porfirio Muñoz Ledo es un personaje afortunado de la política, no porque haya hecho mucho dinero o sea uno de los hombres más ricos de México. Su fortuna tiene que ver con su habilidad para abrirse paso, trabajar en administraciones de distinta corriente ideológica, sin perder esencia.

 Su capacidad reconocida por propios y extraños, por eso lo contratan. Le sobra experiencia, política y diplomática. Es de los que acostumbran a traer una propuesta bajo el brazo. Generador de frases mediáticas, que parecieran espontáneas u ocurrencias. Las construye día a día, como analista de lo que pasa en el mundo. Suelta frases en el momento oportuno.

Muchos suponían que su carrera política terminaría al presidir la mesa directiva de la Cámara de Diputados y como tal, en sesión solemne, entregarle la banda tricolor al ahora presidente Andrés Manuel López Obrador. No, Muñoz Ledo todavía tiene cuerda.

Está en busca de presidir un tercer partido nacional. Ya lo hizo en el PRI, después en el PRD. Compite por Morena con su compañero diputado Mario Delgado, quien daba por hecho ser el más popular y conocido para ganar la encuesta que organiza el Instituto Nacional Electoral (INE).

Con lo que no contaba Mario es que Porfirio se inscribiera para participar en esa forma singular de elegir a un dirigente de organismo político. Si Porfirio Muñoz Ledo gana, impondría récord en el mundo al ser el político que ha llegado a dirigir tres partidos distintos.

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