Antes de que apareciera la pandemia, ya había novios o matrimonios que se habían conocido a través Facebook, red social que nació para hacer amigos e intercambiar contenidos.

 Hace más de una década o todavía un poco más atrás, nadie hubiera imaginado que a la novia o futura esposa se conocería a través de ese medio. En el pasado la relación empezaba cara a cara y se concretaba igual. Ayudaban las cartas de amor, a través del correo postal o, por teléfono fijo, con alto costo en el recibo si era larga distancia.

El método tradicional quedó rebasado con las nuevas tecnologías. Creció la comunicación por Internet, vía computadora o por teléfono móvil. Hay de aquel o aquella que no tuviera celular, porque entonces se reducirían las expectativas de multiplicar los amigos o de un noviazgo.

La relación humana dio nuevo giro con la emergencia sanitaria, ante el confinamiento recomendado u obligado. Surgieron e incrementaron las videoconferencias, para llevar a cabo reuniones de trabajo, enlaces familiares y por supuesto, la comunicación entre parejas. Encuentros virtuales a través de los servicios llamados zoom y meet. Pronto se dominaron estas herramientas.

Nuevas formas para hacer más íntima la amistad e intensificar el cariño entre las personas. El desarrollo de la comunicación ha llegado a tal punto que no está lejos el día que sea posible casarse por videoconferencia. Y no es descabellado suponer que una de las personas podría estar en México y la otra en Japón o en cualquier otra parte del mundo.

Ya se verá si también son capaces de hacer la luna de miel por videoconferencia.

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