El caso de los mexicanos que pudieron viajar a los Estados Unidos para vacunarse contra la pandemia, tiene varios puntos que se deben apreciar.

 No solo fortalecieron las defensas de su organismo, también disminuyeron las posibilidades de contagiar y contagiarse.

Al principio causó cierto celo en el mismo país vecino, por voces inconformes con el argumento de que le estaban quitando la vacuna a uno de sus connacionales. Pronto se dieron cuenta de la ventaja de vacunar a quien estuviera en contacto con ellos, sin importar su origen. Además, la batalla contra el Covid-19 no es solo de un país, sino del mundo.

Ya no hubo más quejas de estadounidenses y menos cuando su presidente Joe Biden ordenó intensificar la campaña de vacunación. Más del 70 % de la población norteamericana la ha recibido.

Ahora su problema es que hay gente reacia a la vacuna, por lo que las autoridades han promovido sorteos y hasta el regalo de cervezas para los que acepten ser vacunados.

En México también este asunto provocó celo, aunque en mucha menor medida, de aquellos que no están de acuerdo con nada y creen que hasta lo que no les afecta, les perjudica.

Se tranquilizaron al descubrir el lado bueno, que los mexicanos vacunados en los Estados Unidos, cedieron de esa manera la vacuna a que tenían derecho en México a otro mexicano sin posibilidades de viajar.

Una ventaja para nuestro país porque es obvio que, como muchas otras naciones, no se dispone de las vacunas necesarias para todos.

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