Merecido el reconocimiento que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) entregaría a los soldados que el pasado 2 de julio en Altar, Sonora,

detuvieron a Francisco Torres Carranza “El Duranguillo”, brazo armado del Cártel de Sinaloa.

Demostraron valor, fuerza y honestidad, porque a pesar de estar en desventaja numérica ante alrededor de 60 malandros, armados hasta los dientes, no cedieron nunca a soltar al líder de los delincuentes.

Tampoco aceptaron el ofrecimiento de 10 millones de pesos y su respuesta a gritos fue que estaban dispuestos a morir si era necesario, pero que no iban a liberar al criminal que habían logrado detener.

Es un hecho grabado en video y difundido en redes sociales, así que no hay duda de la actuación de los delincuentes ni de la reacción de los militares.

No eran delincuentes comunes, sino peligrosos sicarios, con armas de alto poder, decididos a todo.

Los soldados exhibieron valor, honestidad, lealtad y congruencia con sus principios, cumplieron con la misión, sin importar arriesgar la vida.

Por eso, merecida la medalla “Cruz de Malta” que han decidido sus jefes otorgarles, en un acto que, por obvias razones, por seguridad, se llevaría a cabo en privado, alejado de reflectores mediáticos.

Además de la medalla que premia actos de relevancia excepcional, los militares también serían reconocidos por la Fiscalía General de la República, por su destacado desempeño como miembros de la campaña contra el narcotráfico.

Arturo Zárate Vite

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@zarateaz1

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