Le quieren prender fuego al rancho de AMLO con eso del viaje a los EUA, dejemos de lado el desgarre de vestiduras y maduremos un poco. Quién exija que el presidente de México vaya y "escupa" en la cara al "diabólico" Trump peca de desconocimiento histórico. 

 Las relaciones entre nuestro país y el del norte nunca ha sido de iguales, los intereses de la Casa Blanca son los intereses de Wall Street, de su maquinaria bélica, y sea Trump, Bush u Obama, estos siempre velarán por la cartera de sus empresarios y su poderosa industria, López Obrador poco puede hacer frente a esta verdad, la cual se remonta a un par de siglos. Ojo, no es que nos humillen en Washington, es parte de la naturaleza de la economía más grande del mundo, y desafortunadamente somos sus vecinos del sur.

Critiquemos al presidente López Obrador por andar prometiendo cosas que se le dificulta cumplir como aquello de que "pondría a Trump" en su lugar, un lance que fue en campaña, pero qué al ocupar la silla debe apelar a la desmemoria y aceptar los rieles de esta atípica e injusta relación. Resulta sencillo enfurecerse y pedir que el mandatario en turno se faje los arrestos y declare la guerra en pleno salón oval, el mismo Andrés Manuel lo hizo cuando Trump se paseó por Los Pinos mientras Peña lo recibía con un vaso de agua de Horchata.

Nada habrá de cambiar con esta visita, nuestros males continuarán siendo maquilados y habremos de sufrirlos, Trump necesita aliados, su economía está desplomándose, urge decirle a sus paisanos que ya no habrá más desempleo y que no terminarán bajo los escombros debido al paso del gigante China; el dólar necesita refugio y sabe que en México encontrará toda la mano de obra y puertas abiertas sin condiciones para sus planes de control energético, de agua y de minerales.

Leamos el tratado de Bucareli, lleva más de cien años de vigencia este documento que marcó las reglas entre EUA y México. Por un patrioterismo ramplón es que los políticos mexicanos han recurrido al ataque del malvado del norte, solo que nosotros somos partícipes de esta farsa, pues los siglos de división y montañas de ignorancia nos mantienen en un letargo terrible.

Todo se resume con unas sencillas preguntas: ¿por qué México teniendo todos los recursos naturales y todo tipo de ventajas -hasta climáticas- no alcanza a ser una superpotencia? ¿Quién es el enemigo de quién? Aguas con defender la bandera como si fuera playera de la selección, no, esto es más profundo y mucho más delicado.