que conste
Cuando hemos llegado a una edad lo suficientemente grande para poder entender y valorar muchas cosas, creo que uno de las que con mayor afecto valoramos es la vida de nuestros seres queridos y de nuestros amigos, por esa razón, cuando alguno de ellos muere antes que nosotros, no solamente lo lamentamos sino que nos deja
un enorme hueco en la memoria y en el corazón. Volvemos a recordar cada uno de sus gestos, de sus arranques, de su afecto, de su visión del mundo y de la vida, sus creencias y sus virtudes y defectos. El día domingo 15 de octubre, murió, en la ciudad de Monterrey Nuevo León, mi amigo y hermano, Raúl Arenas. Días antes habíamos hablado por teléfono porque tenía la ilusión de escribir o grabar sus recuerdos del movimiento estudiantil de 1968, y lo quería hacer por medio de un muy querido amigo y sobrino de él, el Dr. Mario Mejía, con el cual nos habíamos comunicado constantemente. Sufría sin duda por muchas cosas, pero sobre todo por el "maldito cigarrillo que no podía dejar y que le generaba muchos problemas”. La última vez que hable con él, tres días antes de su muerte, hablamos del tema y le decía que si había tenido el valor de superar muchas cosas también podía tener el valor para dejarlo… pero no lo logró, y así, entre el humo y la adicción al cigarro muere este hombre maravilloso como amigo y como ser humano. Descanse en paz.
         ¿Hay huecos en el alma? No lo creo, los recuerdos son mayores a los olvidos, y seguramente, los llevamos hasta la muerte, y seguro que los vivimos cada vez que pensamos en los seres a los que queremos, amamos o respetamos. Creo que no tenemos tiempo para perder amigos por tonterías o para desgastarnos en odios y rencores, pero esa es mi creencia y no la de todos, cada cual cargará sus penas y llevará los pesos que le quiera cargar a su conciencia o a su visión en la vida. Raúl, sin duda, era un alma limpia, reflexiva  y poseedora de una gran información que no se tendrá porque no tuvo el tiempo para hacerlo.
         Ahora que los polvos se van asentando en la tragedia y los derrumbes provocados por los terremotos de septiembre, también se van asentando los horrores y los errores de los políticos y de sus organizaciones a pesar de que algunos, nos afirmen y aseguren, que van por la vía de los
“independientes”, y ojalá así fuera, pero la realidad es que muchos de ellos solamente buscan los puestos y los presupuestos al igual que los que gozan los mafiosos que controlan a los partidos y grupos políticos en el país. Muchos hablan que la famosa pasarela del PRI va a definir al candidato a la sucesión y hacen el cuento, y nos hacen perder el tiempo, porque al final de cuentas, en cualquier grupo político, los que controlan a los organismos y son los mafiosos en turno, saben  quién les conviene y las razones por las que deben dejarle el paso para que alcancen los puestos y presupuestos con el criterio de todos, por igual, de utilizar los fondos y recursos nacionales para hacer con los empresarios y banqueros nacionales y extranjeros sus negocios privados. Creo que en este sexenio vivimos las cosas como las vivieron en los tiempos del alemanismo donde las obras se generaban con el criterio de obtener ganancias por medio de los contratos, y los adeudos que, por supuesto, terminamos pagando los ciudadanos y que se embolsan los políticos en el poder, así las cosas, al parecer existe cuando menos una división de intereses, de tal suerte que los grupos económicos a nivel nacional, son los que buscan ahora apoyar a diferentes candidatos para dar la idea de que se mantiene la “democracia,” cuando ésta no es para el bien del pueblo y sostenida por el pueblo, sino que es para el bienestar del grupo político y económico que mantiene el poder y para hacernos creer a todos que por medio del voto manifestamos, en verdad, los cambios o lo que queremos para nuestro bienestar y desarrollo en el país.
         Hoy, podemos ver a los independientes que no saben qué queremos los ciudadanos y ellos suponen que los queremos a ellos, y por tanto, votaremos por ellos, cuando no es así. No sabemos en verdad que piensan, porque todos hablan en contra del PRI, pero muchos de ellos tienen su sello en las nalgas, aún, los famosos “comunicadores” que siempre cobraron de los fondos públicos, y cuando se los retiraron, se cambiaron de chaqueta y de principios, pero son igual que todos. Los famosos frentes de los partidos políticos son tan poco creíbles que en la realidad no tenemos más que decirles que son los oportunistas de los tiempos pero no los que solucionarán los grandes problemas que tenemos y si esperan los votos del resentimiento y la desilusión, la realidad nos muestra que además de los que tienen por convicción, esos votos, llegarán con mayor facilidad a MORENA, y se debe pensar en que no se podrá hacer un nuevo chanchullo para arrebatarles el poder como se ha realizado en otros sexenios, porque la gente está tan encabronada que se puede salir del control y comenzar a pensar no en el voto sino en la transformación, y esto, puede degenerar en la violencia y la desestabilización en el país.