LA PURA VERDAD MIS QUERIDOS AMIGOS, EN OAXACA, NO SOLAMENTE DISFRUTAS DE lA MAGIA, DEL COLOR, DEL CALOR HUMANO,  DE LA BELLEZA DE SUS CALLES, TAMBIÉN DISFRUTAS DE LA BUENA MUY BUENA GASTRONOMÍA Y ES POR ELLO QUE MUCHOS LLEGAN CUANDO

PUEDEN Y TIENEN UN POCO DE TIEMPO A PASARLA BIEN, AUNQUE SEA UNAS HORAS, Y ASÍ, DON HUGO EL POR SABENZ, GENIO ADMIRADO POR EL PRESIDENTE EN MATERIA DE SALUD, LLEGÓ A DISFRUTAR TODO ESTO, PERO ADEMÁS, LLEGÓ A COMER A UN EXTRAORDINARIO RESTAURANTE, NO CUALQUIER FONDITA, NO, LLEGÓ AL: "QUINCE LETRAS" QUE MUOMESTRA MUCHA DE LA BUÑÍA GASTRON , ni hablar, publicidad es publicidad y hay que decir que en ese sitio la comida es una cosa maravillosa además del toque en la construcción de la casa que nos muestra el origen de la gran gastronomía nacida de lo que se conoce como "cocineras tradicionales" , las que heredaron las recetas y el amor a la tarea desde sus abuelas y bisabuelas,las que supieron conservar el toque de mamá y la atención de padres e hijos en esas empresas tan oaxaqueñas que enamoran y encantan a cualquiera de cualquier lugar.

Durante muchos años hemos creído que los grandes chefs son los formadores de la tradición de la cocina cuando en realidad su origen real es la cocina tradicional, de ahí que los grandes de verdad se han apoyado en esas manos maravillosas que saben dar sabor al caldo y tortear la buena Clayuda o tostar los chiles para el mole o moler las especias para todo, ellas, las que salen de las casas con los toques tradicionales son las que dan el verdadero sabor a la gastronomía oaxaqueña y seguramente en cualquier otro sitio. Hace apenas unos días algún grupo de amigos recordó con mucha nostalgia un platillo de higaditos de pollo y comenzó a comentar en dónde se localizaba esa delicia de la cocina tradicional oaxaqueña y pues dieron como dato el hotel:

ASÍ FUERON RECORRIENDO LAS ZONAS DEL BUEN CAFÉ, DEL PAN DE YEMA, DEL CHOCOLATE DE AGUA, de las chorreadas y de esos dulces maravillosos que todavía se ven y compran en Oaxaca, de esos toques de Clayudas y sus recuerdos en las calles y las bancas o los buenos tragos de mezcal de muchos sitios dados en cantinas y restaurantes y que la barbacoa de chivo o la de res o la de borrego y el buen tamal de los domingos y las grandes y ricas empanadas rellenas de amarillo o de verde o de quesillo con salsas bravas y los caldos de gallina y en fin, cada cosa con sus ingredientes que solamente las viejas cocineras conocen y sacan del campo o consiguen en los mercados con las que ellas saben, que si primero se cocina la cebolla y después se van agregando tales y cuales ingredientes, todo a su tiempo, sacando el sabor de cada cosa, nada de bulto,con paciencia y con amor y así se van construyendo los muchos tipos de tamales y los muchos de tortillas en tamaño, color de maíz y preparación y para cada cosa una gran emoción, porque en Oaxaca la comida no solamente es para calmar el hambre es una tradición y un acto de amor, aún en el changarro más sencillo limpio y con atención que dan ganas de comer y de beber a lo mejor por eso dicen que estamos panzones y no lo dudo, la buena mesa hace esos milagros y desata los recuerdos y descubre los colores y la magia y los espíritus de la gente de cada sitio, total, no son pocos en Oaxaca cuando tenemos 570 municipios, muchas lenguas indígenas, muchas tradiciones, raíces profundas de libertad, de colores sabores y sueños porque los oaxaqueños no solamente son los flechadores del cielo sino del alma y dan en el corazón, como los cupidos del amor.

pero que nos va formando las raíces que son largas y profundas para regresar a vivir y al buen morir. Qué bueno que vengan a Oaxaca, que extraordinario que gocen de toda su magia y su belleza y saboreen cada cosa y enmolada o la buena empanada y el buen café y el chocolate de agua y así, dejando los suspiros en el aire se pueden sacar las penas, porque sin duda, las penas, con pan, son buenas…