“La humanidad no se mantiene unida por la mentira. La confianza es la base de la sociedad. Donde no hay verdad, no puede haber confianza, y donde no hay confianza, no puede haber sociedad"

Frederick Douglass

La verdad, al menos en su caracterización más inmediata y natural, es coincidencia plena entre el enunciado y la realidad, entre el "dicho" y el "hecho", entre las creencias, juicios o pensamientos que expresamos y los sucesos que los corroboran.  Describir con exactitud, al menos en sus rasgos esenciales, los fenómenos del mundo tal y como se presentan, adecuar nuestras afirmaciones al acontecer objetivo, confiere a nuestra narrativa su atributo de veracidad.

¿Cómo suponer que existe la honestidad donde falta la congruencia, donde la verdad se relativiza para ser lo que cualquiera quiera que sea? Cuando las apariencias, las interpretaciones personales, los deseos o la creencias se disfrazan de "verdades", cuando el discurso se monta en el viento, sin el sustento firme de la confirmación y la evidencia, sin el respaldo irrebatible de lo que vemos y lo que palpamos, no hay sino palabras huecas, "verdades de cartón", enunciados flexibles y acomodaticios, aseveraciones fatuas y mutantes. 

¿Cómo creer lo que la realidad desmiente? ¿Cómo dar crédito al discurso falaz de nuestro cínico embaucador, de nuestro procaz y desvergonzado embustero, de nuestro "milagrero" de feria que a menudo reivindica, con ínfulas de iluminado, la sanación de sus cadáveres putrefactos y agusanados? 

Tras las revelaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera que dan cuenta de  la adquisición por parte de Alejandro Gertz Manero, fiscal General de la República, de 122 autos de lujo por un total de 109 millones de pesos y de transferencias millonarias de la inmobiliaria Algerman (en la que son socios el propio fiscal y su yerno José Antonio Martí); tras haberse descubierto el ingente patrimonio inmobiliario de Santiago Nieto Castillo, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera entre 2018 y 2021, que acumuló en sólo 25 meses cuatro propiedades y un auto por un valor de 40 millones de pesos; tras conocerse la "operación carrusel" encabezada por Alejandro Esquer, secretario particular del nuestro Inquilino de Palacio, en la que al menos 34 operadores de Morena cobraron, mediante cheques de caja, 42 millones de pesos de un fideicomiso destinado a los damnificados del sismo de 2017, ¿cómo puede nuestro prestidigitador de circo, nuestro embelecador profesional, nuestro artífice supremo de las verdades de humo, nuestro prototipo tercermundista de los embaidores y los sacamuelas, hacer tal gala de sus espasmos cantinflescos, de su "carismático" cinismo, de sus consabidas evasivas doctrinarias, y atribuir a "calumnias de la prensa conservadora" los hechos referidos?:

  “Yo los considero gentes íntegras, no los considero deshonestos" [...]  “Que se haga la investigación porque parece que el Reforma la trae contra Santiago (Nieto) y El Universal contra el Fiscal (Alejandro) Gertz Manero, así está. Ahora sí que, como diría el maestro (Carlos) Pellicer: sigan su camino, yo ya me voy a desayunar”.

Perversión de la verdad, reconfiguración doctrinaria de la evidencia y de los hechos, menosprecio de la objetividad y los sucesos constatables; Inconcebible componenda ideológica en aquel que se ostenta como el paladín de la honestidad, como el reformador moral de la "vida pública", como el implacable combatiente de los vicios y la corrupción. 

¡Artista consumado del embuste y la mentira, del engaño y del ocultamiento, del encubrimiento y del disfraz, del disimulo y del camuflaje! A la mentira, diría Thomas Fuller, "le gusta tener muchos vestidos. La verdad prefiere andar desnuda"

 
Tras la conferencia de Wannsee, donde los nazis afinaron la “solución final al problema judío”, millones de personas fueron transportadas en vagones de ganado a Auschwitz-Birkenau, Treblinka, Sobibor y a otros campos de exterminio ubicados en Polonia. Tras guardar en una maleta sus objetos de valor y sus pertenencias básicas, partían hacia el este bajo el engaño de la “reubicación”. Al llegar a su destino y despojados de sus ropas, eran conducidos a las “duchas” para el necesario proceso de la “desinfección”. El desenlace final lo conocemos de sobra. El humo de la mentira emergía por las chimeneas con el olor “dulzón” de los cuerpos calcinados.

Dr. Javier González Maciel

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Estudios universitarios en Psicología, Médico Cirujano, Especialista en Cardiología, alta especialidad en Cardiología Intervencionista en Madrid España, titular de posgrado en Cardiología clínica, miembro de la Sociedad Española de Cardiología, profesor universitario, director médico en la industria del seguro de personas y conferencista para América Latina