Vuelve el escándalo, porque eso es, del aborto. Es un tema que no se debate, se
enfrenta a gritos. Es pasional, es de intolerancia, es de dogmas, es de manipulación. Entiendo que el embarazo se debe a dos, no a una. Escucho la argumentación acerca de que la mujer es dueña de su cuerpo y por tanto del niño que lleva en su vientre. Me parece es una verdad a medias. Cuando se decidió voluntariamente tener una relación sexual ambos, el hombre y la mujer, conocían los riesgos y consecuencias. Al llegar el embarazo es entonces cuando sólo ella debe decidir y se anula intencionalmente al padre. Se pueden dar muchas causas: amor, abuso, chantaje, alcoholismo, violacion...y también la batalla por aquello de las malformaciones. En alguna ocasión que tuve un debate con mi amigo ya fallecido Gilberto Rincón Gallardo me dió dos argumentos que podrían tomarse como lecciones: cuando pretendí convencer que quienes presentan malformaciones físicas son diferentes, me constestó, “qué me ves volar o respirar bajo el agua?”. Más adelante en el momento en que entramos al terreno de desechar a un ser humano en formación por presentar daños cerebrales o físicos, simplemente replicó, “bajo esas consideraciones entonces yo no habría nacido”. Y eso está claro, aué no nos da vergüenza que sean los paralímpicos quienes más honren deportivamente a nuestra nación? Qué no son muchos altamente dotados en su coeficiente intelectual que sobreviven condenados a una silla de ruedas lo que han permitido cambios y transformaciones universales? Y bajo estos paràmetros es sólo la mujer la única responsable de tan difícil decisión? , en pocas palabras, para disfrutar del sexo el hombre es válido, para determinar si nace o no un ser humano la mujer decide e impone porque la naturaleza la dotó del privilegio de la gestación. Y no estoy recurriendo a ningún esquema de género ni a posiciones radicales como las de la religión. Pretendo no caer en la provocación verbal entre que es más válido, el aborto o el celibato? Como sea, y se diga lo que se diga, nos falta mucho criterio para intentar asumir el papel de Dios, dar o quitar la vida. Pero eso sí, es muy fácil y divertido quitarse la ropa.