No es necesario insistir en que el equilibrio, la balanza de poderes se ha desajustado. Parece que el presidencialismo está más 

 fuerte que nunca. Toda la gama de poderes y decisiones recae en una sola figura. Por ello es imprescindible, ante la mayoría de Morena en el legislativo, buscar fortalecer a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. López Obrador ya propuso una terna formada por Diana Alvarez. Margarita Ríos Farjat y Ana Magaloni. La primera es subsecretaria de Gobernación (en el área de desarrollo democrático, participación social y asuntos religiosos),la segunda directora del Servicio de Administración Tributaria y la tercera académica del ITAM, una de ella habrá se substituir al exministro Eduardo Medina Mora. Ahora toca al Senado determinar. Vale decir que se observa una estructura profesional sólida en Margarita Rios dado que su formación destaca en el área de derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Nuevo León, pero además presenta en su biografía ser doctora en política pública por el Tecnológico de Monterrey. Trabajó en el Poder Judicial de la Federación y fue la promotora del Sistema Estatal Anticorrupción en la Entidad. Sin demérito de las otras postulantes, Margarita ha recaudado, para emplear sus propios términos técnicos, un cúmulo de aciertos en su gestión que ameritan ser considerados. En este importante cargo no sólo urge de una fuerte descarga de conocimientos en la materia, sino la entereza de ejercer bajo líneas indiscutibles de honestidad, imparcialidad y lealtad a la nación. Y que conste que este no es un asunto de género sino de capacidades. Y es que en estos momentos de altísimo riesgo para el país, la Suprema Corte de la Nación, es vital para el fortalecimiento de las instituciones y , evidentemente, para la consolidación de la democracia a través de la confianza y credibilidad. Hay muchos asuntos en los expedientes de la Corte que deben resolverse con el apoyo absoluto de las leyes que nos rigen. Es ni más ni menos que el máximo tribunal constitucional de la nación y cabeza del Poder Judicial de la Federación. México atraviesa por una profunda y preocupante crisis de valores, hay merma en la confianza social en sus instituciones de justicia y la violencia generalizada ha alcanzado cifras escalofriantes. Necesitamos dar fuerza a la autoridad pero ésta debe corresponder a las necesidades y retos actuales y la Suprema Corte de la Nación es y debe ser una pieza fundamental, necesaria y vital.