El caso de la tragedia de la familia LeBarón está transitando por muchos matices: el mediático, el político,

 demagógico, el social, el religioso, incluso el legal. No puedo imaginar lo que significa que a tu esposa e hijos los incineren vivos. Que un bebé quede irreconocible luego de las heridas provocadas. Que la mamá en defensa de sus hijos enfrente a crimínales, levante las manos y sea fusilada. Por donde se vea es un evento reprobable. Y este ha sido utilizado desde la presidencia como agenda de distracción mediática. Es más, parece extraño que justo el día que se “festeja” el primer año de gobierno, cuando amlo debe y tiene que rendir cuentas, y a menos de 24 horas de recibir en Palacio Nacional a las víctimas de este ataque, en ese momento se de a conocer que ya hay detenidos que al parecer están involucrados en los asesinatos. No, por supuesto, no estoy tratando sobre Culiacán en donde hasta este instante no hay ningún avance. Es el infierno mismo que a botepronto las autoridades concluyeron, como siempre, “se trató de una confusión entre cárteles”. Es una desvergonzada apreciación cuando, repito, se acribilló a niños y a mujeres desarmadas. Ahí jamás puede haber, ni por un segundo, el menor síntoma de equivocación. Pero finalmente se acabó el festín en el zócalo, se concluyó el bailongo con la Sonora Santanera y amlo en lugar de visitar a los deudos, estos tuvieron que viajar a la capital del país para entrevistarse con el Ejecutivo. Por cierto, en la antesala la han de haber informado al mandatario que ahora fue en Villa Unión Coahuila donde se reportaron 22 muertos y que el tabasqueño sentenció que ese caso si es extraño por qué fue en Coahuila!!!, nada más por eso. La violencia y el crimen están fuera de control, esa es una verdad absoluta. Pero es imperdonable que por cuidar una imagen personal y política se menosprecie lo ocurrido con la familia Le Barón que está, eso también, costando carísimo al país en materia internacional. Ya apreciamos la respuesta de Trump sobre el narcoterrorismo a iniciativa del canciller Ebrard que ya no sabe cómo atemperar los ánimos y evitar que a los mexicanos nos metan en la canasta de los terroristas como Isis o Bin Laden. La familia Le Barón y el país entero merecen una explicación creíble, cierta de lo que ocurrió, y no pamplinas como las declaraciones engañosas y maniqueas en el caso Culiacán en donde seguimos preguntando, ¿dónde está Ovidio?. Y nada más como pronostico, a amlo, a Barbosa y a Morena se les va a venir el mundo encima cuando ya se acerca el aniversario este 24 del helicopterazo en Puebla. Pero con eso de que aquí los patos le tiran a las escopetas y conste, para no herir sentimientos escribí con toda intención patos no gansos.